SOBRE LA COYUNTURA MUNDIAL: EL CAPITALISMO SIGUE DOMINANTE Y SUS OPONENTES EN RETROCESO Y DESCANGALLADOS(Eligio Damas)

Sobre la coyuntura mundial: El capitalismo sigue dominante y sus oponentes en retroceso y descangallados Eligio Damas El mundo de hoy es por demás confuso. Parece un mar agitado, proceloso, lleno de olas inmensas. Unas que vienen tras de otras sin la debida distancia y, hasta de repente, emergen embravecidas, tanto como si de pronto, crecerán hasta hacerse gigantescas, envolverán y se tragarán al cielo. Y lo que es más extraño, vienen en unas y otras en direcciones, hasta opuestas. Es difícil, para un analista equilibrado, de esos que intenta atrapar la realidad diáfana y sin que en él priven ataduras, compromisos y prejuicios, hacer un balance equilibrado. No obstante, lo complicado del panorama, con demasiado simplismo, en este trabajo intento atrapar la coyuntura actual. Pues, lo sigue es un documento que redacté, a solicitud de un grupo de amigos, destinado a servir de fundamento para una discusión en busca de acuerdos; es decir es un enfoque para el inicio de la discusión y la búsqueda de encuentros. Pero el encontrarse, en la Venezuela de hoy, hasta a los más ganados para eso, es por demás difícil, dadas las premoniciones y las lecturas de una ortodoxia que está como pegada a muchos, hasta a uno mismo, por una fuerza descomunal, tanto que parece ya formar parte inexorable de nuestra existencia. --------------------------------------- La más superficial observación del escenario mundial revela que, pese sus persistentes o cíclicas crisis, las cuales suele resolver, incluso los intentos de explosionarlo o cambiarlo en algún espacio, mediante procedimientos inestables, tanto que lo creado tiende a volver, el capitalismo sigue fuerte y hasta vigente. Después de dos guerras mundiales, innumerables locales, con efectos en la economía toda, intentos de generar sociedades diferentes al dominio del capital, sólo eso, intentos o intenciones, sigue campante y dominante. La URSS se disolvió para dar origen a sociedades capitalistas en cada país que de ella formó parte. Un hecho sustantivo, digno de tomar en cuenta es que, las sociedades emergidas de aquella disolución, retornaron al capitalismo clásico, con recursos y capitales generados en ellas mismas. Pues, el capitalismo de Estado, en ellas incubado por aquél bajo el control de vanguardias, donde la creatividad popular no pudo desatarse, no impidió que particulares acumulasen capitales y estos se usasen para desarrollar con enorme velocidad el nuevo status. Rusia es el mayor y mejor ejemplo de ello, aunque no es el único. Lo que revela que, aquellas sociedades llamadas socialistas, no sólo fueron de capitalismo de Estado, sino que permitieron que, individualidades, por distintas vías, acumulasen capitales en sustantiva cantidad. Y es dado pensar que, fueron ellos, en gran medida, aparte de la inconformidad de las multitudes por las enormes privaciones de las cuales eran objeto, promotores del cambio o para decirlo coloquialmente, de la opción de quitarse la careta y volver a sus orígenes. Es decir, como por atavismo, emergió el capitalismo, si creemos que alguna vez desapareció y este fenómeno es digno de reflexión detenida y honda. Hoy, esas sociedades, antes consideradas como socialistas, forman parte del mundo del capitalismo, al cual se sumó China y hasta Vietnam, pese aquella cruenta, dura guerra, por liberarse del control de EEUU y del capital externo. Terminada la guerra, expulsados los norteamericanos de Vietnam del Sur, muerto Ho Chi Min, unificado el país, sus nuevos líderes optaron también por tomar la senda del capitalismo. Llegado aquí, habría que interrogarse, por qué aconteció aquello, sin apelar a explicaciones sentimentales, morales, sino indagando en el proceso histórico y lo percibido y diagnosticado por las ciencias sociales. Desde principios del siglo XX, nunca se había visto un cuadro donde los partidarios de cambiar el modelo dominante fueran más débiles o contasen con menos aliados. Los países tenidos como socialistas volvieron al capitalismo. Los partidos comunistas, en los países de la URSS, empezando por Rusia, son minoría y hasta algunos desaparecieron. En Europa, donde los partidos comunistas y de izquierda, salieron de los avatares de la segunda guerra mundial, siendo fuerzas de gran poder, hoy son como sombras, sin luz ni fuerza alguna. Cuba es un caso singular, una pieza como de museo, donde se dice, por intermedio de quienes allí ejercen el poder, que constituyen una sociedad socialista, lo que, hasta de manera como intrépida, estamparon en su constitución desde el primer momento, mientras el Estado se apropió de todo y, en la última reforma constitucional, volvieron a lo que ellos, eufemísticamente llaman “cuentapropismo”, que no es nada diferente a abrirle espacio al retorno del capital privado que, como en la vieja Rusia y los demás países de la URSS estaba escondido. En Cuba hoy, el Estado y capitales de origen como oculto, aparte del invertido desde fuera, dominan la precaria economía y las formaciones socialistas no existen o para decirlo coloquialmente, no prosperan, bien por la desidia del Estado o falta de madurez de las vanguardias. Según informaciones recientes, el Estado cubano, invierte casi exclusivamente en el área turística, pese la disminución sustantiva de visitantes desde los tiempos de la pandemia, mientras las otras áreas las deja en libertad a inversionistas privados. En síntesis, como antes, en los tiempos de mediados y finales del siglo XX, el capitalismo mantiene el dominio absoluto de la economía mundial, pese sus cíclicas crisis le azotan. Las fuerzas contrarias a él, lucen más débiles, en persistente decadencia y los hombres que en el mundo sueñan con un nuevo modelo, en buena medida se separan, dividen y reducen, por la frustración derivada de los malos diagnósticos y mal manejo de las contradicciones. Y, en veces, están hasta tan confundidos que, en la lucha por la multipolaridad, confunden a países capitalistas y hasta con definidos rasgos imperialistas, como Rusia y China, con formaciones socialistas. Las luchas con carácter violento que hoy afectan a la humanidad nada tienen que ver con el intento o deseo de cambiar de modelo. Ellas están determinadas y manejadas por el capitalismo mismo en busca del control por determinadas parcialidades, hasta aquellas encubiertas en disfraces de religiosidad. Aparte que la violencia, no es más que un catalizador de diferentes categorías y un simple elemento del cambio, donde la cultura o lo superestructural dentro del colectivo es fundamental El mundo de hoy parece dividido en bloques capitalistas de enorme poder que buscan continuar bajo el control de los mercados y las mejores ventajas o darle un nuevo orden, donde todos puedan operar en igualdad de condiciones. Por un lado, el viejo y tradicional, liderado por EEUU después de finalizada la guerra mundial y de cual forman parte los miembros de la OTAN, en donde ahora han entrado países antes dentro de la URSS. Del otro lado, sin formación de un bloque formal, menos con fines militares, como si lo es la OTAN, se halla países emergentes como China, Rusia, los cuales han venido diseñando políticas que les acerquen, con la finalidad de poner freno y hasta restarle espacio al bloque anterior. De allí el nacimiento de bloques como el llamado de los Brics que busca restarle dominio en el mercado al dólar. Bloque este que si bien, ha permitido acceso a países de poca significación desde la perspectiva económica como Cuba, tiene sus líderes y potencias. Y además su lógica del capital. Y hay grupos como el G-20, donde concurren las mayores fuerzas del capital y del cual forman parte integrantes de los dos grupos antes nombrados. Y al margen de ellos, una multitud de países, como casi todos los de Asia, África y América Latina, sumergidos en la dependencia de los capitales de las grandes potencias de aquellos bloques. La coyuntura mundial hoy se define por un control casi absoluto de dos grandes bloques capitalistas que, como tales, operan bajo la misma lógica y donde los países débiles no son sino presas por las cuales aquellos se pelean. Hoy más que nunca, las fuerzas que han vivido soñando con el socialismo, nunca habían sido más débiles y quedadas como al margen del combate, por una precaria o inadecuada interpretación del movimiento y, en consecuencia, erradas definiciones tácticas y estratégicas. Los partidos comunistas no sólo no crecen, más bien disminuyen el número de sus adherentes y siguen funcionando, hasta en donde tengan la mayor libertad como grupos clandestinos o de amigos secretos y con una tendencia parecida a la que casi borró del mapa a la masonería. En la propia Rusia, el Partido Comunista pasó a ser una fuerza de baja significación cuantitativa. Al mismo tiempo hay un ascenso de la ultraderecha, mientras las fuerzas que pudieran impulsar cambios en favor de las clases trabajadoras, la sociedad toda, se miran con desconfianza, como enemigos irreconciliables y no encuentran en donde tanto hay, en qué ponerse de acuerdo. Este cuadro es demasiado visible en Venezuela. De donde, la tarea de la gente y las fuerzas que sueñan con el socialismo, están obligados a revisarse, pese la palabra revisionismo, generada por el viejo pensamiento acorde con las definiciones de las “llamadas internacionales”, que creyó y vendió la idea que todo estaba atrapado en una dialéctica de manual, fatalista, universal, haya sido utilizada para condenar la discrepancia y la duda. Si es verdad que, en el caso venezolano, la extrema derecha ha fracasado por repetir los mismos errores del pasado, tanto que ahora mismo persisten en actuar sin hacer ninguna revisión, haciendo honor a un dogmatismo exacerbado, inmutable, en la izquierda, entre los partidarios del socialismo, ha sucedido algo similar y a nivel universal. Los planes, visiones, diseños tácticos y estratégicos, para insertarse en el movimiento real, de manera de impulsar cambios en favor de la mejor distribución del producto del trabajo, búsqueda de la justicia, equilibrio y las rutas de las transformaciones sustantivas del modelo, reclaman una revisión. Un manejo adecuado de las contradicciones, lo que implica unir las fuerzas del cambio acorde con el ritmo del movimiento, el deseo y visión de las multitudes. Algo así, como no seguir pidiéndole “peras al olmo”, ni descalificar a quienes luchan por ventajas para los trabajadores como simples "economicistas" y menos confundir la lucha por tomar el poder estatal, con la inherente a impulsar nuevas relaciones de producción en el seno de la sociedad. Una de las cosas a revisar es la hoy más sustantiva tendencia a darle prioridad a las vanguardias, tanto que los partidos, incluso aquellos que hablaron de lo “participativo y protagónico”, tienden a lo contrario; nunca antes, la tendencia a restarle valor a esos principios y prácticas, había sido más imponente. Los dos bloques que controlan el capital mundial, como tales, manejan la misma lógica, lo que no quiere decir, tengan tácticas y estrategias iguales. Pero también es verdad que, pese ello, también opera el “oportunismo”, en el mejor sentido de la palabra o el intentar hacer aquello que no es posible, definir como prioritario e inmediato algo que reclama el largo plazo y el darles privilegio a los sueños, pese sean muy bellos, pero como “sueños, sueños son”, que no forman parte de la realidad y lo alcanzable. El ámbito geopolítico y lo que somos, las posibilidades reales nuestras, también juegan un rol sustantivo, que deben estar, como piezas reales sobre el tablero de ajedrez. Por último, inmediatamente después de la toma presidencial de Trump, el escenario político pareciera tomado por éste y Putin, es decir EEUU y Rusia, mientras China, el gran gigante que no para de crecer, trata de pasar desapercibido y sus adversarios lo evaden. En síntesis, pese a Trump se le perciba como un loco, intenta mantener el liderazgo en su espacio y tranquilizar a sus auténticos adversarios, por ese rasgo, cualidad o tendencia del modelo que ha privado hasta hoy, que uno prevalezca y aminorar la marcha o velocidad de la tendencia a repartirse el mundo de otra manera, esa que llaman multipolaridad, que no es como entrar al cielo, pero por lo menos, como si a los encerrados en una celda, les quiten las esposas. Pero, en síntesis, el capitalismo sique navegando en medio de un mar agitado, pero que no está sino por cambiar las formas del paisaje. Pues los dominantes dejan claro su rol, unos chillan y se muestran inconformes como los de la OTAN y la UE, pero no tienen otra opción que volver al redil y los dominados siguen y seguirán como venían. Y, sin duda, lo geográfico, aquello como infantil que nos enseñaron en la escuela, seguirá jugando un rol sustantivó. El “Fantomas”, de Julio Cortázar, no tiene las alas necesarias y sus intereses, no están tampoco en hacer al mundo equilibrado y justo. Él se conforma con su espacio. Y hay varios "Fantomas". Cada uno con lo suyo, hasta que la vida o las vueltas que faltan por dar al mundo, ponga todo al revés y, quizás, eso será cuando “San Juan baje el deo”, más si quienes con eso sueñan, hacen todo lo contrario de lo que debería hacerse.

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