!ABAJO LA SENSATEZ! ANTE "LAS LOQUERAS " DE TRUMP, HAGAMOS HONOR AL LOCO DE DE CASACOIMA(Eligio Damas)
Eligio Damas
From:
damas.eligio@gmail.com
To:
George Diaz
Sat, Mar 8 at 11:51 AM
¡Abajo la sensatez! Ante “las loqueras" de Trump, hagamos honor al loco de Casacoima
Eligio Damas
Primero fue el dominio colonial, que dio poco para que los colonos pudiesen crear cosas nuevas. Ellos estaban como, en un tiovivo, repantigados, felices y orgullosos, unos de otros. No perdían oportunidad de ponerse baratijas en el pecho.
“De ahora en adelante” - se decía en los cotidianos actos oficiales - usted será portador de la orden de la necrofílica Juana La Loca y usted, del falo de Felipe el Hermoso. ¡Por sensatos!
Pero aquello que se llamó el "milagro musical" de Caracas - muy diferente al milagro agrícola que inventaron Lusinchi y Carlos Croes -, extraño al incesante acomodo de situaciones por copulaciones incómodas y sucesivas entre dos o más culturas diferentes, nació de un estado de intranquilidad e insensatez. ¡Fue como una cesárea!
Pero luego se hizo crítica la situación. Obligó al hombre a pensar, a orientarse con la versión original de la "Rosa de los vientos" y, así, sólo así, Simón Rodríguez pudo tener un pequeño auditorio para todas sus loqueras. Y él y otro más loco que él, fueron a hacer un juramento loco al Monte Sacro, un sitio, donde los sacerdotes de entonces hacían rituales especiales para proteger a quienes eso solicitasen. Un espacio para locos.
Y así hemos venido funcionando como país. Largos períodos de tranquilidad se han alternado brevemente con estados de conflictos, patuques y conflagraciones. Pero con más cuerdos que locos.
Después llegó el dominio del petróleo. Desde el año 36, por decir algo, nuestros dirigentes, entre los cuales, por desgracia, no ha habido ningún loco verdadero, no han tenido que inventar nada. Y es que, es de vivos, con apariencia de locos, copiar antes que inventar. Si la agricultura decaía, no había razón para angustiarse ni ponerse a pensar demasiado. ¡Eso es de locos! Con dólares en la mano, en pacas compactas, toda desazón tiene remedio fácil. ¡No hay espacio para locos!
Unos gobernantes fueron represivos, otros clamaban por "calma y cordura", mientras a planazos, bombas y manoplas metían en cintura a los aspirantes a locos verdaderos. Después llegaron los demócratas a contrapelo, como antídoto contra el exceso de atropello y el prestigio de los locos. Entre esos demócratas, hasta uno hubo que, sólo hecho el loco, expresó, "llueve y escampa" y, sin quererlo, vendió una careta de loco, como se venden nacionalismos en baratijas.
Y toda esa tranquilidad y mansedumbre; sensatez muelle de movimiento horizontal, si acaso de leves ondulaciones, flotó sobre la densidad del petróleo. Hoy un barril costaba tres lochas, tres años después, las mismas lochas. El día de hoy parecía igual al de ayer. ¡Un paraíso para cuerdos!
De golpe, el mercado hizo erupción. Los precios del barril rompieron los techos. Los sensatos y los vivos disfrazados de locos, llamaron a administrar aquello con criterio de escasez. Pero también dijeron a todo pulmón, gastemos hasta más no poder; muramos de apoplejía. Cubramos de lujo momentáneo nuestras miserias ancestrales que, el petróleo, seguirá brotando de la tierra incesantemente y el mercado se dilatará, hasta que el petróleo comprado se una en un lago con el que se ofrece en venta. Y apostrofaron a sus adversarios y llamaron "profetas del desastre" a quienes hicieron sanas advertencias a tiempo. Y dijeron, "ese es un grupo de loquitos".
Hoy el petróleo no es negocio seguro. Llegó el momento de pensar y mojarse para levantar al país. ¡Este es un momento para locos! ¡Abajo la sensatez!
Confío que, ante las locuras de Trump, que nada hace a lo loco, hagamos honor al calificativo de loquitos, rompiendo con las patotas de sensatos y hagamos una movida “a lo loco”, con toda la sensatez que demanda el momento; el momento de hacer honor a Bolívar, “el loco de Casacoima”.
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