EL GOBIERNO DE VENEZUELA DE HOY, ES UN PELIGRO PARA ESTADOS UNIDOS? ?VUELVE TRUMP CON LO MISMO ?LOS DESEOS NO PRENAN(Eligio Damas) LO MISMO ?
Eligio Damas
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George Diaz
Mon, Jan 27 at 2:51 PM
¿El gobierno de Venezuela de hoy, es un peligro para Estados Unidos? ¿Vuelve Trump con lo mismo? Los deseos no preñan
Eligio Damas
He leído, ahorita mismo, un trabajo, en el cual, quien lo escribe, fundamentándose en otro escritor, cuyos nombres no recuerdo y, la dejadez, que induce la vejez, no me dejó averiguarlos al momento de empezar a escribir esto, pero dado creo en la sensatez como un buen ingrediente, no veo necesario nombrarles, donde se afirma que el gobierno de Trump, tiene focalizado a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela como “un peligro para Estados Unidos”.
En verdad, pese uno crea conocer bien lo que es EEUU y hasta el nivel de la soberbia de Trump, no parece sensato pensar éste tenga esa visión tan infantil. Puede que asuma actitudes y hasta pronuncie frases, en veces como alocadas, por puro convencionalismo, teatralidad, pero sabe bien dónde está parado.
Ese tipo de afirmaciones, hechas de manera general y drástica, que parecen creer en un Trump loco, desfocalizado, lamentablemente carecen de originalidad y fuerza para generar en uno o en quienes abogamos por unas relaciones con todas las naciones del mundo, dentro de un estado de sana paz, práctica de la decencia, respeto a los derechos de cada quien, y donde las relaciones de todo tipo se manejen dentro de las usuales reglas, fundamento para repensar el futuro, expectativas ajenas a la realidad. Los tiempos de la URSS, el apoyo de esta la isla antillana, las circunstancias de la “guerra fría”, las amenazas de los misiles, son cosas del pasado. Pensando en términos económicos, tampoco halla uno elementos de peligro. La lucha por la multipolaridad, en los términos que se desarrolla, no hace de los países antes nombrados un “peligro inusual y extraordinario”, como calificó Obama a Venezuela, sólo para justificar sus intentos de tumbar al gobierno.
Nicaragua, pareciera indicado para darle ese carácter, dado su distanciamiento con EEUU, desde la guerra contra Somoza y el peligro latente que significa el proyecto chino de construir un canal que conecte el mar Caribe con el Pacífico, tema sobre el cual, años atrás, los gobiernos de China y Nicaragua hablaron, pero por ahora, acerca de ello, nada se dice. Pero, en todo caso, es un proyecto realizable y desventajoso, en principio, para EEUU. Casualmente Trump, de lo que sí habló y con contundencia, fue acerca de reclamar propiedad sobre el canal de Panamá, pero eso más parece, una de esas “puntas” o comentarios malsanos y provocadores que, los vecinos se lanzaban por encima de las paredes que separaban sus patios, donde lo que busca el presidente de EEUU, es una sustancial baja de los aranceles para sus capitales que hacen uso del canal.
En Cuba no veo y en EEUU bien lo saben, ningún peligro para ellos; pues hasta cultural o ideológicamente hablando, más parece una vitrina que favorece a los gobiernos del país del norte. Aquella referencia ecuménica que fue Cuba, incitadora emocional de revoluciones en nuestro espacio, ya no existe, no tiene el fuego de antes, si es que algo le queda. EEUU, al contrario, por ese pequeño universo suyo, exiliados cubanos y sus descendientes que, en buena medida pudiera representar Marco Rubio, es un peligro para la paz y la toma de decisiones en favor de la población de la isla antillana.
Venezuela, pudo y puede ser un peligro o una necesidad, para EEUU, según cómo se aborden las relaciones entre ambos. Desde que el gobierno demócrata de Obama, declaró a Venezuela como una amenaza inusual para Estados Unidos, comenzaron a aplicarse las sanciones que se incrementaron con el gobierno republicano de Trump y continuaron con más abundancia con el demócrata Biden.
Toda aquella práctica, derivada del discurso acentuadamente latinoamericanista de Chávez, que lo llevó a impulsar políticas internas y externas distantes de EEUU como la creación del CELAC, UNASUR y Petro Caribe; aunado al logro de insertar a Cuba en esos espacios y ofrecerle a su liderazgo la tribuna de América Latina, la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de su población, fundamentado todo eso en el enorme ingreso petrolero venezolano, por la abundante producción y los excelentes precios del hidrocarburo en el mercado mundial, puso a Obama y EEUU en guardia frente a Venezuela, tanto como darle inicio a las sanciones que hasta ahora no han parado.
A todas estas, dentro del gobierno de Chávez, por razones que, por lo menos para mí, no están suficientemente claras, siendo Rafael Ramírez, “el zar de la economía”, se optó por privilegiar la producción petrolera de la faja petrolífera del Orinoco, de petróleo pesado, pese la advertencia de otros técnicos del área, y se fueron dejando en el olvido, abandono y desidia los numerosos pozos de petróleo liviano todavía en capacidad de producir abundantemente. Las instalaciones para ese fin fueron desmanteladas o dejadas en el olvido y la destrucción. El precio del petróleo para aquel momento, había alcanzado un alto nivel en el mercado mundial. Las bajas posteriores del precio del petróleo, cerrados los pozos de petróleo liviano, destruida esa área de la industria del hidrocarburo, volvieron a Venezuela un productor de poca significancia; a lo que se sumaron las sanciones y la alta deuda con China que debe pagarse, como demanda la lógica del capitalismo, aunque sea con el poco petróleo que producimos.
Esas circunstancias, tener abundante petróleo, pesado y liviano y un gobierno por aquella potencialidad y liderazgo en actitud desafiante frente a EEUU, mientras sus competidores por el control mundial crecían y se hacían más desafiantes, convirtieron a las sanciones en el mecanismo y arma para ahogarnos y llegar a lo que ahora somos; circunstancia que tampoco es nada ajena a factores como la poca experiencia, perspicacia de nuestros gobernantes para implementar salidas emergentes o insistir en desafíos sin sustento.
De ese cuadro de amenazas, se aprovechó la oposición que desde 1999, se empecinó en sacar a Chávez del gobierno por la fuerza. Ella, en gran medida, estaba compuesta por empresarios organizados en Fedecámaras, la antigua “meritocracia petrolera”, que había manejado el negocio al margen del gobierno, como si la empresa petrolera nacionalizada era de ella* y factores políticos que se sintieron marginados y desalojado de los círculos de poder y de donde se batía el cobre. Y esta oposición, habiendo visto fracasados su planes de tumbar al gobierno con el sólo uso de la violencia, las llamadas guarimbas, encontró en Estados Unidos y sus sanciones, una fuente nueva de apoyo inconmensurable que les hizo soñar que, de un momento a otro, saldrían de Chávez y el chavismo. Lo que los llevó, ahora en tiempos de Maduro, a gestos “audaces”, dicho para mostrarles respeto, como los de la “presidencia interina”, abstención electoral que les dejó sin representación parlamentaria, incremento de actos de violencia y hasta intentos de invasiones militares con contratistas extranjeros.
*De cuando CAP, viajaba en avión "por puesto" y la meritocracia petrolera en vuelos especiales. https://www.aporrea.org/actualidad/a335982.html
La historia demostró abundantemente que esa estrategia terminó en el más absoluto fracaso. Aunque es verdad que, si algo logró, fue dividir a la oposición, pero también al gobierno. En este caso, por las políticas que este asumió, particularmente la salarial, sobre servicios fundamentales como la educación y salud, dada la escasez de recursos y la adopción del monetarismo como fórmula para abordar las circunstancias.
La oposición, por factores cansados de eso, comenzó a desmembrarse y nacieron lo que la oposición extrema llama alacranes y hasta potenciales, como Manuel Rosales, quien sigue demostrando no estar consustanciado con el discurso que encarna la señora Machado.
Por cierto, el actual gobernador de Barinas, recientemente, pasó, de manera oficial, a formar parte de ese universo llamado de los alacranes, pues se le acusa de reconocer a Maduro presidente, circunstancia que hasta Manuel Rosales, pese no lo haya declarado, reconoce.
Fedecámaras, agobiada por el peso de las sanciones, pues sus planes contaban que eso era sólo cosa de días o breve tiempo, optó por acercarse al gobierno y, en buena medida, mantener estrechas relaciones con este. Hasta el punto que, el ente empresarial, se ha convertido en uno de los voceros más insistentes en pedir el levantamiento de las sanciones, sin deponer al gobierno, dado que ellos mismos han sido afectados en gran medida. Fedecámaras actúa como un intermediario, sin mucha discreción, en la búsqueda de entendimientos entre EEUU y el gobierno de Venezuela. Pese de eso poco se habla, no es arriesgado sostener que, ese ente empresarial, debe hacer persistentemente lobbies en búsqueda de acuerdos.
Pues hay suficiente claridad en los componentes del ente empresarial que, el gobierno de ahora no es el mismo de antes y hay en éste, disposición verdadera a llegar a acuerdos con Estados Unidos, lo que para quien esto escribe, dadas las circunstancias, no es nada censurable; pues la realidad, terca como es, obliga a que se le tome en cuenta. Y no es nada difícil entender esto, al comparar los tiempos de Chávez con los de Maduro. Los cambios han sido tan evidentes y sustantivos que no cuesta nada captarlos, salvo que uno se mantenga bajo una permanente borrachera derivada del odio y lo irracional.
Las sanciones, como los intentos de intervención mediante la fuerza, hasta donde lo permite la realidad de ahora, no han servido para deponer al gobierno y han generado profundo descontento en los sectores empresariales. Y hasta la oposición misma, por lo menos a nivel de sus capas dirigenciales, se ha visto afectada por continuos distanciamientos. Y al gobierno mismo, lo han obligado a mantener, por lo menos de manera formal y declarativa, sus relaciones, en medio de la lucha por la multipolaridad, en demasiado buen nivel de compromiso con el bloque que disputa con EEUU por el dominio mundial o el manejo de los mercados y las relaciones dentro de una nueva y racional conducta. Ha sido eso como un escudo y oportunidad de hallar unas salidas u opciones insuficientes para enfrentar con verdadero éxito las dificultades.
Pero los hechos muestran fácilmente hasta a uno, poco conocedor del negocio petrolero y las intimidades del mundo de las finanzas, que la arquitectura todavía prevaleciente, es propicia para que EEUU y Venezuela, mantengan relaciones de todo tipo, empezando por las de carácter petrolero sin discordia y en buen entendimiento para ambos. Hay razones tecnológicas y aquella valiosa ventaja que Walter Martínez narraba, diciendo “un barco petrolero tarda en llegar de aquí a China, 45 días y a la costa estadounidense tres o cuatro solamente”. Y es absolutamente cierto que, por lo inmediato y fundamentalmente lo estratégico, EEUU necesita del petróleo venezolano, pese Trump, por conveniencia, diga lo contrario. Y Venezuela necesita de buenas relaciones con Estados Unidos, por decir lo menos, por su mercancía fundamental y el levantamiento de las sanciones y también lo racionalmente estratégico.
Al margen de lo que cada quien diga, Maduro asumió como presidente y estará en Miraflores por seis años, dos más que Trump, en este su nuevo período. Es un simplismo decir que Trump, bien sabe cómo están las cosas y los resultados de sus políticas y las de Biden contra Venezuela. Y eso obliga a pensar que no vendrá con lo mismo, sabiendo lo que antes ha sucedido.
El nombramiento de Rubio para el Departamento de Estado, pese parezca un gesto amenazante, dado la indisposición del personaje ante el gobierno venezolano, derivada de las relaciones habidas entre este y el cubano, pareciera un mensaje de Trump, como para interpretarlo que seguirá en lo mismo. Pero también es digno de tomar en cuenta, lo ya dicho, sobre lo acontecido y lo que el reelecto presidente estadounidense bien sabe, como que pese 12 años de hacer lo mismo, no ha dado resultado alguno. Lo que hace pensar lo contrario de lo pensado por el escritor al cual hice mención al inicio y el personaje en quien se apoyó su autor.
No se puede olvidar y menos banalizar que Trump, como Biden, republicanos y demócratas del más alto nivel en la repartición del poder, crearon expectativas comunes con la extrema derecha venezolana, hasta compartieron secretos, prácticas y establecieron compromisos, vínculos, que no deben ni pueden romper, según la estrategia que le es común y hasta intimidades y si se quiere afectos, de un día para otro. Lo que tampoco es conveniente para ambos bandos dado que el mundo sigue dando vueltas. Y eso tiene un efecto sustantivo, incluso en el electorado estadounidense, por lo que hay que manejarlo con delicadeza y certeza. Pese según esta vez, el Estado de la Florida, no fue tan impactante en los resultados electorales de diciembre.
Si bien Trump, encargó a Rubio del Departamento de Estado, también es verdad que, casi inmediatamente, envió a Venezuela, representación suya, con la finalidad del “manejo de la diplomacia”, como dijo el personaje específico que aquí llegó. Y es por demás notorio que, el día de su toma de posesión, Trump habló de todo, “de lo divino y de lo humano” y siendo él tan locuaz y poco cuidadoso, no mencionó ni ha mencionado a Venezuela en nada sustantivo. Habló, como se sabe, de manera atrevida, de apropiarse del canal de Panamá, Groenlandia, lo que bien pudiera desear, pues “soñar no cuesta nada”.
Sólo dijo días atrás, algo que es una mentira convencional, “Estados Unidos no necesita el petróleo venezolano”. Por lo que los cumaneses diríamos, “tiró una punta”, con lo cual dijo lo que sabe no debe decir, porque no tiene fundamento, en lo inmediato y menos en el futuro cercano.
Dar como un hecho que Trump, a lo largo de su gobierno, seguirá haciendo lo mismo de antes, partiendo del nombramiento de Rubio, parece, ante el movimiento real en ambos espacios, como que las realidades de ayer y hoy son totalmente distintas, las alineaciones y demandas diferentes, una conclusión demasiado apresurada y de poca consistencia. Además, la política anti migratoria de Trump, colide justamente con las sanciones. Lo que no niega que, usará las sanciones, como moneda de cambio en las nuevas negociaciones diplomáticas con Venezuela. Y siendo así, no es extraño ver, al inicio de su gobierno, a Rubio en el Departamento de Estado. Pudiera ser una simple señal de humo o una advertencia o amenaza para rebajar los ánimos y aspiraciones del gobierno de Venezuela.
Al nombramiento de Marcos Rubio puede dársele muchas interpretaciones. Una, pudiera ser como un simple bandera para advertir, a quien sea pertinente, los peligros que le amenazan, como quien sale a la calle con un perro bulldog y hasta para complacer a quienes ven en éste una esperanza. Pudiera ser un juego diplomático demasiado simple, que no necesariamente sirva de algo, sea permanente, sino apertura con una bomba de humo que intenta condicionar el juego todo. Ahora mismo, dada las amenazas de Trump, con aumentar aranceles a Colombia, Trump y Petro hallaron la manera de acordarse para que Colombia reciba a nacionales suyos, expulsados de EEUU por su condición de ilegales.
Los extremistas de ambos bandos, pese suelen vivir bajo riña, suelen coincidir. Un factor del extremismo venezolano de derecha, absolutamente desligado de los intereses de las multitudes, por emoción, inconsciencia, es partidario que las sanciones continúen; del otro lado, hay un extremismo que, ve en lo de restablecer relaciones económicas con EEUU, aún en condiciones de normalidad y respeto mutuo, “un venderse al imperialismo”. Pero afortunadamente, ninguno de los dos se mueve en el mundo real y, la inteligencia, que es mayoritaria, no cae en ese viejo e infantil juego.
“Los deseos no preñan”; no acontece lo que uno desea, y hasta fundamentado en lo que cree racional, espera suceda. No siempre lo que uno mira, lee, es el todo, hay detalles que se escabullen. Los fantasmas nos rondan; como dice una canción muy popular “sorpresas nos da la vida”, dejemos y esperemos que esta transcurra.
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