?VENEZUELA PODRA RECUPERAR CITGO? ? EEUU NOS OFRECE ESE CHANGE? ABP;ICION DE LA ESCLAVITUD EN VENEZUELA(Eligio Damas)
Eligio Damas
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damas.eligio@gmail.com
To:
George Diaz
Mon, Feb 12 at 12:21 PM
¿Venezuela podrá recuperar Citgo? ¿EEUU nos ofrece ese chance? Abolición de la esclavitud en Venezuela
Eligio Damas
Nota: Sé que este tipo de trabajo de historia, el relativo a la abolición de la esclavitud, que es el que nos ocupa hoy, como lo fue el ya publicado sobre la “Guerra Federal en oriente”, son poco atractivos en la Venezuela de ahora, inmersa en una lucha que tiene mucho de emocional y hasta rudeza, donde lo trivial y las mentiras son armas para combatir y vencer, no al contrario, sería pueril esa palabra, sino al "enemigo", atraen con demasiado interés a los lectores. Pues los nacionales se han vuelto enemigos, con una alta carga de inconsciencia y todo eso ajeno a la habitual bondad del venezolano y más en una confrontación, donde "los adversarios", sin percatarse, están en busca de lo mismo. O quizás por esto mismo, como dos grupos que, por separado, buscan el tesoro escondido.
Hoy hay noticias, como una relacionado con Citgo, según la cual, EEUU extendería "una licencia general, hasta abril de este año, que impide a los tenedores de bono de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) tomar el control de las acciones de Citgo, la filial estadounidense de la estatal venezolana, da un respiro y permite a Venezuela tener el control de la corporación hasta que se resuelva el tema de las sanciones".
https://www.aporrea.org/energia/n390361.html
La información anterior se suma a otras, como la relativa a las declaraciones de Juan González, del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, según las cuales, para ellos “lo fundamental no es el candidato sino las condiciones electorales”, hablan de un proceso donde los reales contendientes, quienes tienen el control, están acercándose. Y esto, en lugar de bajar la rudeza de la confrontación interior, más bien la incrementa. Es como cuando dos perros hambrientos se disputan la misma pieza; en este caso sería quien se queda con el aval del poderoso.
Y, este estado de ánimo que prevalece en Venezuela, pareciera privilegiar a quien incida en él, como que mediante una insustancial diatriba personal, envuelta en una aparente discusión o confrontación política y cultural entre dos personajes, se vuelva un atractivo para los lectores. Por esto, lo confieso, pues mentir es muy feo, puse esta nota y hago una como ingenua trampa en el título, para que el lector lea sobre un tema de historia fundamental que sirve de experiencia para enfrentar los conflictos de clase.
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La abolición en Venezuela no fue una salida humanitaria ni con sentido progresista sino tramposo, tanto desde la perspectiva económica como política, de los Monagas y terratenientes.
La abolición de la esclavitud se produjo en Venezuela bajo el régimen de los Monagas, mediante decreto del 24 de marzo de 1854.
Había sido una vieja aspiración bolivariana, expresada por vez primera el año de 1816 en el "Manifiesto de Carúpano y Río Caribe" y reiterado en el discurso de Angostura.
La posición bolivariana tenía un sentido fundamentalmente político, pues sometidos a revisión los fracasos de 1812 y 1814, llegó Bolívar a la conclusión que el ejército carecía aún del suficiente apoyo popular y básicamente, la idea de la independencia, no encontraba eco en aquellos nacionales sometidos a relaciones tan injustas y oprobiosas; y básicamente por las mismas clases que apoyaban y dirigían la lucha emancipadora.
La muerte de Boves, en Urica en 1814, quien arrastraba tras de sí enormes contingentes de esclavos, creyéndose en él representados y liderados para hacerles justicia, en lo inmediato, no se tradujo en apoyo de ellos a la lucha por la independencia. Pese la aparición de nuevos caudillos como José Antonio Páez que lograron recoger parte de esa inconformidad y fuerzas,
A comienzos del año 17 insiste el Libertador: "ya no habrá más esclavos en Venezuela". Reitera su planteamiento ante el congreso de Cúcuta de 1821, con resultados infructuosos y sólo se acuerda un dudoso principio de extinción gradual de la esclavitud, con la finalidad de no "comprometer la tranquilidad pública, ni vulnerar los derechos que verdaderamente tengan los propietarios".
Apenas se logró aprobar una Ley de Manumisión, en la cual se señala que serán libres los hijos de los esclavos que nazcan a partir de la publicación de la ley, pero les obliga a pagar los gastos de manutención a los propietarios "con sus obras y servicios que les prestarán hasta la edad de dieciocho años cumplidos".
El 30 de septiembre de 1830, el Congreso de Valencia eleva la obligación estipulada en la Ley de Cúcuta en 3 años, con lo que la manumisión comenzaría a los 21 años. El 27 de abril de 1840, Páez dicta un decreto mediante el cual obliga a los manumisos a contratar o vender su trabajo (fuerza de trabajo) a sus antiguos amos, hasta la edad de 25 años. Con lo cual, en el fondo, se formaliza la esclavitud hasta ese límite de edad.
La relación histórica, en torno al proceso evolutivo de la mano de obra esclava en Venezuela, tiene como finalidad definir el comportamiento de los grupos revolucionarios - representados en Bolívar - y la actitud de las clases dominantes dentro del movimiento independentista y la república y, al mismo tiempo, nos sirve de marco histórico para intentar una explicación de ese comportamiento, que nos lleve al final a un análisis de la abolición de la esclavitud.
La mano de obra esclava equivalía para la época de la lucha por la independencia al 18 por ciento del total.
Los ofrecimientos del Libertador no tuvieron eco, por cuanto la mano de obra esclava, por sus bajos costos, permitía a los plantadores obtener mayores ventajas competitivas y beneficios al concurrir al mercado internacional. Precisamente los propietarios de esclavos y de tierras jugaron un papel fundamental en la lucha contra el dominio colonial español y posteriormente, lograda la independencia, por el carácter censitario de nuestros regímenes, tuvieron un peso influyente en los órganos legislativo y ejecutivo de Colombia y Venezuela.
No obstante, el interés de ampliar la base social de la guerra, para obtener mayor respaldo, lleva a patriotas como a realistas a ofrecer libertad a los esclavos, reparto de tierras a estos y a los campesinos "libres". Estas prédicas, las fugas, las rebeliones como efecto de la crisis política de la colonia "mermó la capacidad productiva de la mano de obra esclava y acentuaron su escasa rentabilidad en la agricultura de plantaciones".
La Ley de Cúcuta mantiene los privilegios a los esclavistas, pues la manumisión, a los 18 años, permite alentar una esperanza ilusa entre los esclavos y, al mismo tiempo, aprovechar la explotación en sus mejores años.
Además, la mencionada Ley previó la indemnización a los propietarios.
Mientras tanto, como consecuencia de los efectos de la guerra y la actitud del esclavo, de franca rebeldía frente a esa relación, continúa minándose la estabilidad del esclavismo. Ahora bien, viene desarrollándose con más fuerza, en el seno de la sociedad venezolana, una relación mayormente productiva, la servil, que aumentaba en número con la incorporación de antiguos esclavos.
Según Federico Brito Figueroa en "la cuarta década del siglo XIX" de 215.124 personas que constituían la mano de obra, el " 83 por ciento, es decir, 179.165 trabajadores rurales" correspondía a lo que el citado autor denomina "campesinos enfeudados" y apenas el 17 por ciento a mano de obra esclava.
A todo el fenómeno anterior habría que agregar otra causa más de la disminución de la mano de obra esclava, señalada por Héctor Malavé Mata en "Formación Histórica del Antidesarrollo de Venezuela"; los productores, asediados por los compromisos contraídos con las casas comerciales, preferían el uso de la mano de obra esclava pero "no podían escapar del despojo legalizado sin sacrificar las fuerzas productivas". Esta razón conduce al esclavo a un trabajo demoledor que lo aniquila prontamente.
Todas estas circunstancias tendían a hacer menos rentable la mano de obra esclava, que había sido el baluarte fundamental de la producción en años anteriores.
Por eso la Ley de Manumisión, en todos los sentidos, sería bien recibida por los propietarios; más aún porque ella establecía una indemnización a los propietarios. Como agrega Federico Brito Figueroa, "esta es la razón de la Ley de Libertad de Vientres y los reiterados intentos, especialmente en 1836, de solicitar un empréstito en Inglaterra para emancipar a los esclavos e indemnizar a los amos".
El proceso de disminución de la mano de obra esclava continuó y para 1834, el número de esclavos se había reducido a 35.969.
El decreto de Páez de 1840, que como hemos dicho obligaba a los manumisos a contratar con sus antiguos amos hasta la edad de 25 años, les asegura a estos una fuerza de trabajo, bajo una relación nueva, más productiva, pero igualmente inhumana; se establecía esta nueva relación hasta el límite de sus posibilidades productivas, si se toma en cuenta que la expectativa de vida del esclavo era muy corta.
A la luz de estas consideraciones, es fácil comprender que entre los grandes terratenientes tomara cuerpo la idea de abolir la esclavitud y, en efecto, surgieron iniciativas para lograr ese objetivo.
Era difícil mantener aquella relación improductiva que empeoraba, debido "a la lucha que por la libertad venían sosteniendo los esclavos desde la sociedad colonial".
Según los pronósticos, liberales y conservadores de la época, entre 1835 y 1853, se habían fugado 4.325 esclavos.
Así pues, llegamos a un momento de nuestra historia en que los propietarios desean deshacerse de una mano de obra desvalorizada; de allí que la Ley de Abolición de 1854, que además indemniza a los propietarios, sea recibida sin reacción opuesta.
Además, como bien asienta Héctor Malavé Mata, los propietarios no podían temer por escasez de mano de obra y en consecuencia, por aumento de la cotización del salario, pues la "gran mayoría de los esclavos, se vería en la necesidad de regresar a las labores del campo".
En Venezuela la industria no había alcanzado un desarrollo ni siquiera elemental, como señala Brito Figueroa, "las factorías que en número de 354 existían en el país eran simples empresas artesanales"; además, las tierras estaban controladas por un reducido grupo que a la vez dominaba al Estado y no temía a cambios más profundos; por lo cual la mano de obra se vería obligada a trabajar bajo una relación igualmente explotadora y que liberaba a los amos de las obligaciones que les imponía la esclavitud.
En Venezuela, en consecuencia, la liberación de los esclavos no llegó acompañada de una transformación socio económica profunda que rompiera las viejas relaciones de producción e impusiera nuevas formas productivas y desatara la capacidad de consumo de las masas trabajadoras, como sucedió en el tránsito hacia el desarrollo capitalista en los Estados Unidos, donde el esclavo se transformó en un trabajador asalariado. Como solicitó Abraham Lincoln, en el discurso pronunciado con motivo de promulgación de la ley abolicionista, a los liberados, “vayan al trabajo y reclamen salarios justos”.
Así, en Venezuela, como señala Brito Figueroa, "los esclavos liberados y los manumisos se transformaron en campesinos enfeudados y en otras categorías sociales propias de la economía latifundista, caracterizada por la dependencia de la tierra y el pago de tributos a los terratenientes".
Conviene señalar además, en última instancia, lo que hemos anotado en otra parte de este trabajo, que sería ingenuo pensar que los Monagas fueran movidos por razones humanitarias, en contra de sus intereses de terratenientes y esclavistas. Además de las razones relativas a la irracionalidad de las relaciones de producción y la indemnización prevista en la Ley de Abolición, prevaleció también un interés político electoral. Tuvo el interés de arrebatar a los conservadores una bandera y preparar el camino para el regreso de José Tadeo Monagas a la presidencia de la república.
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