VIENDO A UN GRINGO MEARSE EN LA PLAZA BOLIVAR, DE BOMBAS, MISILES Y METRALLA INTELIGENTE, A ANTOINE , ESO NO LE PREOCUPA(Eligio Damas)

Viendo a un gringo mearse en la plaza Bolívar. De bombas, misiles y metralla inteligente. A Antoine, eso no le preocupa Eligio Damas Antoine, que así se llama y no Antonio, tiene un apellido no ilustre, pero sí lustroso. Viene de esas familias que llegaron aquí unas muy pocas generaciones atrás, con una mano adelante y otra atrás; cuando Venezuela empezaba a exhibirse como la “isla de Jauja”. Había emergido del fondo de la tierra el petróleo, una riqueza inesperada, nos inundaba el capital, oportunidades para atraparlo y los venezolanos no estaban preparados para esa impronta, como aprovechar todo aquello, mientras Europa, con toda su experiencia, mano de obra calificada, estaba sumida en la pobreza por las guerras e infortunio. Por el apellido, le pusieron el nombre; la cultura familiar procuró que uno y otro estuviesen en sintonía, bailasen al mismo ritmo y, por nombre y apellido, quedase marcada la diferencia. Se formó en la bonanza, derivada de la experiencia, formación de sus padres y la riqueza que brotaba del suelo, guindaba de los árboles; pudo ir a buenos colegios, vivir y moverse siempre en espacios como deslumbrantes y soñados para quienes estaban más allá y tenían los pies hundidos en la tierra y hasta en el fango. Cuando tuvo que salir de su espacio, pudo percatarse que había otros distintos a él, en lo aparente. Pero aquello le pareció suficiente para sentirse superior. Antoine vive entre Caracas y Miami. Hoy puede estar en la primera y al día siguiente en la segunda, pues su capacidad para moverse es ilimitada. Como un dios o un ave de rapiña, puede moverse por el espacio y recorres miles de millas en lo que tarda un rayo en atravesar un amplio espacio. Tanto que, él mismo, no tiene idea dónde vive, pues allá y aquí tiene cómoda casa, cuentas bancarias y gente que le sirve, por lo que se confunde. A veces cree estar allá estando aquí y viceversa o a la “conversa”, como decía un viejo amigo. Vive de esa manera por la herencia de los padres que él ha trabajado para incrementarla, sobre todo aprovechando las remesas que el Banco central coloca en la banca pública y privada para contener las corridas del dólar. Eso sí, esos dólares se los lleva, porque tiene espacios, sabe de ellos y de sus intimidades, donde colocarlos. Aunque aquí tiene unas pocas inversiones que le sirven de sustento y justificación para hacer que sus cuentas e inversiones afuera crezcan sin percance ni límite, para eso “el cielo siempre está lejos”. Pero también le obligan a ese incesante ir y venir, pese a veces sienta como si viviese, en un entrar y salir constantemente, del cielo hacia el infierno. Pero no sabe dónde está uno u otro. Antoine entre sus amistades y en forma pública, en Miami, dice que aquí, en Venezuela, donde “nació por accidente” y como otros cuyos orígenes europeos son más lejanos, está instalado el comunismo. Uno muy particular, donde tiene empresas, compra dólares baratos, paga a sus trabajadores salarios de miseria y las prestaciones o pasivo que acumula nada valen, mientras él como ya dije acumula para sí sin cesar. Pero su ambición, inherente al capital, no tiene límites. Sus agallas crecen sin cesar y siente que, si frena, moriría de mengua. Por esto, porque quiere más y más, en Miami, en coro, con sus familiares, que se instalaron allá desde que su mundo es mundo, viven pregonando a manera de queja que aquí hay un horrible comunismo y un gobierno que los tiene azote. En este comunismo, como dije, Antoine tiene sus empresas, compra dólares que el Banco Central pone en oferta para contener el precio en bolívares de esa moneda, se los lleva a EEUU o adonde más le convenga, paga aquí salarios de miseria, explota al máximo. Pero Antoine, como dije también, tiene unas agallas que no cesan, no se satisfacen o llenan; todo lo que a ellas llegan, de inmediato, es enviado al aparato digestivo y al cuerpo todo, para que haya cabida y capacidad de absorción. Antoine es como una esponja enorme. Aquí, él se muestra discreto; cuando de ese “comunismo habla”, lo hace por un lado de la boca, en voz muy queda y entre sus amigos del club y ente empresarial, que están también en lo mismo. En público, dentro del país, no denuncia al comunismo, sólo lo hace en la intimidad familiar y, como dije, en el grupo grande que hace lo mismo que él; pero en Miami sí, donde vaya y se pare. Pues aparte que hace o dice lo que desea, a “su perra gana”, cumple un ritual saludable para él, pues si no dice allá que en Venezuela hay comunismo, quienes allá viven y comparten con él, lo rechazarían. Sólo la familia lo entendería, porque sabe la jugada, pues forman parte de ella; como que todos hacen lo mismo. Pero Antoine, está de frente con Trump y sus planes respecto a Venezuela. No importa si es por vía diplomática, como que los gobiernos de Venezuela y EEUU lleguen a un acuerdo equilibrado o los marines tengan que entrar después de lanzar sus misiles, bombas y hasta groserías, se meen alrededor de las estatuas de Bolívar, como lo hicieron, hace añales, en Cuba, en las de José Martí, cuando invadieron. ¿Qué importa si, como en Panamá, dejaron 4 mil muertos? A Antoine eso no le preocupa. El honor, Bolívar, la historia, gloria de nuestro pueblo, los derechos de éste, para él no valen un carajo. Lo que le importa es que sus cuentas sigan aumentando y pueda, como antes y ahora, apoderarse de los dólares puestos en venta por el Banco Central, para invertirlos afuera. Además, cuenta, lo sabe, no es que lo desea solamente, que el gobierno que emerja de esa invasión, le tendría sin cuidado el salario de los trabajadores y seguiría pagando por mano de obra o empleado lo mismo y, para eso existe aquello de “eso es culpa del gobierno anterior”. Y ese gobierno emergente, él bien lo sabe, apoyado en las fuerzas invasores, no va a ponerse a resolver un problema generado en el status anterior, “culpa exclusiva de esos gobernantes comunistas”; más bien, apoyados en esa fuerza ajena, indiferente a lo que los venezolanos duela, mantendrían todo como está y eso, porque no les sería posible hacerlo peor; sería como meterles a las agallas algo no digerible, una gruesa puya de acero. Antoine, como dije va y viene; tiene su íntimo entorno familiar en Miami; pero como “Fantomas”, en sus tantas versiones, viaja por el espacio a velocidad supersónica. Esta tarde estuvo en Caracas y esta noche en Miami, en la casa familiar, con la esposa, hijos y nietos. Pero él, por cuidar sus pocas inversiones aquí y estar pendiente de los dólares del Banco Central, debe con bastante frecuencia, estar en Caracas. Pero como tuvo o tiene hermanos, tiene pues familiares en Caracas, Valencia, Maracay y quizás hasta allí mismo, en Barquisimeto, en “donde se bate el cobre”. De modo que, cuando Antoine, puja para que los marines lancen sus misiles, bombas hasta incendiarias, invadan con sus tropas de asalto disparando a lo loco, pasa por alto que, cuando ese día llegue, según sus deseos, podría él estar en Caracas o sus alrededores. Por lo que una cosa destructiva de esas, de repente, le cae encima o a uno de sus familiares, pues no sabe, porque Marco Rubio no le va a decir, cuando “ese día llegará”. Digo que él, quien va y viene, tiene el poder de estar en todas partes en breve tiempo, da por un hecho que esos misiles, bombas y balas, no caerán en su espacio y tampoco en el de sus familiares. A lo mejor cree que, esos proyectiles son inteligentes, adiestrados en base a la I.A y saben distinguir entre la gente; como quiénes son comunistas, del gobierno y hasta a éste y partidarios del asalto, deseosos de la libertad que, este comunismo, niega a él y su familia. Antoine jura que, Trump y el ejército norteamericano cuidarán que, el asalto y la metralla, solo se lleven por el medio a comunistas, que son todos quienes se oponen a ese proceder abusivo. Pero también está seguro, cuenta con eso, que tienen algún programa que permite a los bombas lanzadas a granel no toquen ninguna de sus propiedades. Pero lo triste de todo es que, no es sólo Antoine, quien puede salvarse si Marco Rubio le tira el dato a tiempo, para que vuele por el alto espacio o aquí se desmaterialice, viaje en el tiempo, para materializarse donde no corra peligro. Lo triste es que hay muchos, que no tienen esos recursos, habilidades, botes salvavidas de Antoine, que piensan como él. Esperan que esas bombas y soldados que ametrallan, al verlos, ver sus casas en frente, cambien de rumbo y vayan sólo detrás de los comunistas, no importa si son amigos, hasta desde la infancia o familiares. Responder Reenviar Añadir reacción Reply, Reply All or Forward

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