TRUMP, MADURO Y LOS CRUZADOS QUE NO CRUZAN EL MAR,=. MORROCOY CON GALLO(Eligio Damas)
Tue, Sep 23 at 12:41 PM
Trump, Maduro y los Cruzados que no cruzan el mar. Morrocoy con gallo
Eligio Damas
Quienes participaron en Las Cruzadas, jornadas o acciones militares, “ordenadas” por las papas de entonces para rescatar al mundo árabe de una “práctica religiosa insana”, según ellos, la inherente al mundo y aquella cultura, casualmente fueron siempre respaldadas y financiadas, de manera entusiasta, por los grandes comerciantes europeos, que poco les interesaba lo religioso sino aquellos mercados. Pero claro, los propagandistas, que siempre los ha habido, dado que los inversionistas en aquellos negocios, les interesa, como ahora, ganarse a la gente para su fechorías, vendieron la idea noble de lo religioso. Pese poco les importó lo innoble que es pretender imponerse sobre un pueblo inmenso bajo la amenaza de las armas, usando lo religioso.
Las Cruzadas se produjeron entre los siglos XI y XIII, es decir unos cuantos años antes que Colón fuese conducido, empujado, a lo que ellos arbitrariamente llamaron América, por las olas; accidente que llamaron “descubrimiento”. Y dio oportunidad para que Europa, volviera a repetir aquello que antes llamaron “Las Cruzadas”. Sólo que, esta vez, nuestros historiadores usaron las palabras “conquista y colonización”, dos categorías que envuelven la idea de violencia y denuncian el uso de las armas. La violencia, esa que llaman pacífica, de imponer categorías, imágenes, alegorías religiosas, mediante el discurso, fue importante. Pues es violento pretender que los demás deban acogerse a mis preceptos religiosos y creerme que, mi verdad debe ser la del otro. Y la violencia es mayor, solo eso mayor, más violenta, si a quien se muestra renuente le castigan hasta con la muerte.
Según el diccionario de la RAE, esa que camina como chencha, “pata cambá”, lo que la hace más lenta, tan lenta que apenas dos días atrás se “percató dela validez” de la palabra “antier”, una que usamos en nuestra lengua casi desde los tiempos coloniales, conquistar significa “Ganar, mediante operación de guerra, un territorio, población, posición, etcétera”.
Es decir, “Las Cruzadas” fueron unas vulgares acciones militares, como tal violentas, de guerra, para apoderarse de espacios en favor de los comerciantes que las financiaban bajo la alcahuetería de los Papas, quienes las bendijeron y hasta santificaron bajo la falsa idea de rescatar herejes. Tanto que, hay santos, solo por haber sido Cruzados, conquistadores. Volviendo al DRAE, “Hereje es una persona que niega o se aparta de los dogmas o normas de una religión o institución”.
Pero hay santos, pues la vida es rica, anti cruzadas, como San Francisco.
Para los católicos de aquellos tiempos, entonces, hereje era ser algo así como un delincuente a quien había que obligar, hasta con la muerte, meterse en “el redil”. Mucho de esto se muestra en la sistemática agresión y desplazamiento del gobierno de Netanyahu en Israel ante el pueblo y espacio palestino. Para quien gobierna en Israel, el espacio ocupado por los palestinos desde miles de años no les pertenece y lo que es peor, ni siquiera tienen derecho por razones humanas de vivir allí, dado son de otra religión y etnia. Con lo Netanyahu les aplica a los palestinas la misma receta que a los judíos Hitler.
La vulgar invasión de los pueblos y regiones árabes, por el interés comercial, se bendijo y cobijó moralmente en la mentira y abuso de rescatar almas, lo que no fue otra cosa además de lo primero, pretender imponer por la fuerza la religión católico a culturas diferentes, con sus propias visiones, si se quiere, generadas por Dios mismo. Alegando que esos pueblos católicos habían caído en manos herejes, los musulmanes.
Pero “Los Cruzados”, pese el financiamiento de los grandes comerciantes, por lo menos, tuvieron la audacia y hasta osadía, de manera persistente, ir y venir, atravesando el mediterráneo, para meterse en combates violentos con los pueblos árabes. Aunque estaban mejor armados y apertrechados, pero estuvieron en medio de los combates. Y más de un montón de ellos, pagados, entonces de oficio, dejaron sus vidas en los barcos, en el mar, en la costa mediterránea o en los espacios terrenales de los “herejes”.
Haciendo como una alegoría, imaginemos que Venezuela está gobernada por los bárbaros y hasta herejes, lo que pareciera no ser tan distante, pues según el común de analistas, sobre todo los que viven en Miami, en Venezuela hay un gobierno de comunistas acérrimos; la economía, por los comunistas, está bajo control, pues de ellos es toda la gente de Fedecámaras y, el modelo socioeconómico, es como lo predijo Marx, comunista o, como hay quienes no son tan exagerados, se trata de un comunismo donde el Estado es dueño de todo y los integrantes del ente empresarial antes nombrado, sólo son agentes del Estado. Es decir, Venezuela es un país de herejes. Hasta quienes al gobierno hacen oposición, desde una perspectiva u otra, si no son comunistas, fingen serlo, son “alacranes”, para salvarse, hasta que llegue alguien, un “Cruzado” o “Cruzados” a salvarlos de la herejía.
Entonces, siendo ese el cuadro venezolano, un país y pueblo gobernado por herejes, poblado por herejes y los bastantes que no son herejes, fingiendo serlo para salvarse, la “salida” de ahora, pues antes hubo otra, es enviar a unos Cruzados, santificados que vengan al rescate.
Las condiciones ahora están dadas. Los comerciantes europeos, necesitados de mercados para comprar y vender con ventaja, financiaron “Las Cruzadas” y “Los Cruzados”, llamados así por la cruz roja que se les cosía en la ropa. Esos “Cruzados”, supuestamente católicos, ganados en la fe, tanto que como dije portaban la cruz en la ropa, le pusieron entusiasmo al asunto, le echaron fuelle o “bola”, se embarcaron y fueron al combate, aunque injusto, viajaron incansablemente por el Mediterráneo, pero fueron; se expusieron, tanto que muchos de ellos perdieron la vida. Entonces, habiendo en Venezuela, además de ese horrendo comunismo, también una fuente de recursos de enorme valor estratégico y estando el mundo inmerso en una convulsión muy particular, donde no sólo se expresa lo violento, sino el interés en materia comercial, la capacidad tecnológica y de inversión, es pertinente que los factores competitivos quieran controlarla.
Claro, cuando hablo de “controlarla”, dado el mundo en el cual vivimos, tomamos en cuenta no sólo la fuerza, sino eso que llaman la diplomacia, donde el “dando y dando”, es importante. Trump, esto lo sabe bien. Durante su campaña presidencial por su segundo período, enfrentado a Biden, dio bastantes muestras de esto que decimos. Sus manifestaciones de abordar el asunto Venezuela por vía diplomática, dado los abundantes y garrafales errores de la oposición venezolana y Biden, eran por demás evidentes. No percibía, para lo que razón no le faltaba, en el gobierno de Venezuela, inconveniente alguno para llegar a arreglos por la vía de la diplomacia. Y es por demás conocido que, para EEUU y sus gobernantes, el origen, pertinencia o no de los gobiernos, son asuntos que poco les importa. Lo es para ellos el “¿cuánto hay pa´ eso?”, “¿cómo es el negocio?”.
Por supuesto, lo ideal para ellos es un gobierno de “piernas abiertas”, entregado, manejado por ellos, lo que intentaron lograr desde que Chávez asumió la presidencia, empezando por Obama hasta llegar a Biden, incluyendo al mismo Trump en su primer período, pero las persistentes derrotas de la oposición y de los gobiernos estadounidenses mismos, al actual presidente llevaron a la conclusión de optar por nuevos experimentos. La confusión derivada del 28J, de lo que dio mucho por hablar, fortaleció entre los integrantes del nuevo gobierno de Trump a los partidarios de la política antes derrotada.
Esto, lo dicho anteriormente, llevó a una reedición de “Las Cruzadas”. Esta vez no por los herejes, de lo que aquí hay bastantes, como que en una misma familia hay de diferentes religiones; en ellos no se justifica, pues si un pueblo es “hereje”, es su derecho, es el estadounidense. Pero tampoco es por las drogas, pues el cuento del Cartel de los Soles, es como demasiado infantil y además ha sido negado por gobernantes de América Latina y la narrativa misma de EEUU, que el mayor porcentaje de droga que entra a ese país, incluyendo la más consumida ahora, según versiones periodísticas, el fentanilo, entra sustantivamente por México y el Pacífico. Y si quisieran dar una pelea feroz contra la droga tendrían que empezar dándola adentro. Esto me lleva a una pregunta imprudente que me acosa, ¿Si de repente acaban con el contrabando de droga, como dice Trump que quiere hacerlo ahora, acosando al supuesto Clan de los Soles, cómo harían con la desesperación que esa “limpieza” desataría en las calles estadounidenses?
Por cierto, acabo de ver una película, actuada y dirigida por ese gran astro del cine norteamericano, Clint Eastwood, titulada “La Mula”, que trata del abundante contrabando de drogas hacia EEUU por la frontera mexicana.
La nueva versión de “Las Cruzadas”, o la reanudación de ellas en América Latina, pues antes se llevaban a cabo con golpes de Estado, usando militares nativos, de los “herejes”, pero cambiados, siendo el último de ellos el dado a Manuel Zelaya en Honduras, es colocar en el Caribe una enorme flota de barcos de guerra, incluso submarinos para cazar contrabandistas de drogas. Como ponerse a pescar bagres donde sólo hay guabinas. Tanto que se habla ya del hundimiento, sin prueba alguna, de tres lanchitas, cuando en el Pacifico usan hasta submarinos para el contrabando.
Pero esta nueva versión de las Cruzadas, tiene una particularidad, no hay “Cruzados”, de esos con la cruz bordada en la ropa, entre quienes había mercenarios, pero también hasta futuros santos, como San Cristóbal, que creían en lo justo de aquella guerra y a ella se entregaron con devoción y desprendimiento.
Los Cruzados de ahora, están en las dos orillas, la de allá, saludando a manera de despedida a los soldados estadounidenses que para acá vienen, deseándoles éxito y que maten cuanto hereje se les atraviese, pues el vivir en este infierno comunista, contaminante como el COVID, hace a todos peligrosos. Los de aquí, que cada día son menos, todos los días, al amanecer, se acercan a las orillas de las playas, deseando verlos llegar, aplaudirles y, para, apuntando con el índice hacia alguien, no importa quién sea, decirles “ese es uno”. Ninguno de ellos se embarca allá, en una lancha para venir acá a cumplir el sagrado deber de rescatar los “santos lugares”. Eso es mucho riesgo. Que se jodan otros. Pero, aun así, a la bobada, creen que, los gringos que ponen los barcos, los hombres, armamento, la comida, todo lo necesario, hasta exponen la vida de algunos de ellos, les van a entregar el coroto
Estos “Cruzados” de ahora, no son como aquellos que, pese su causa fuese injusta, por lo menos rompieron escudos y hasta se partieron el pecho. ¡No! Estos esperan que un delivery les haga el “mandao”. Y hasta tontos son, por pensar que Trump, pondría el ejército de su país y sus recursos para premiarlos a ellos que sólo miran y hasta mal, porque donde quiera meten la pata. Estos, cuando mucho, de cruzados, son por gustarles un sancocho de morrocoy con gallo.
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