GRENELL Y MARCO RUBIO , POLICIA BUENO Y MALO, NO HAY DESAFIO ENTRE ELLOS. ES UN JUEGO ABIERTO (Eligio Damas)

Grenell y Marco Rubio, policía bueno y malo, no hay desafío entre ellos. Es un juego abierto Eligio Damas No es necesario haber estado en los pasillos o salones de la ONU, haber visto y escuchado cerca de Lavrov, el canciller ruso, ni como decimos los cumaneses, tampoco “inflar el pecho”, para encontrarle sentido a los roles de Rubio y Grenell. Desde cualquier rincón de Venezuela, hasta bajo una mata de cují o "yaque", como decimos los orientales, al meditar sobre el acontecer, se hallan las posibles respuestas. Es cierto, para decirlo en el mismo lugar común usado por otro, Trump pudiera estar jugando mediante Grenell y Marco Rubio, a lo trajinado del “policía bueno y malo”. Eso es habitual en estas circunstancias, no es notable descubrimiento, más parece esto la “ingeniosa” idea, según la cual, para construir el socialismo, hay que apelar a la inteligencia artificial, lo que lleva a la misma ortodoxia de siempre. Y es fácil entenderlo porque la realidad, el acontecer lo recomienda. Trump, por su propia cuenta y a través de Grenell, dio antes de las elecciones, tanto en EEUU como Venezuela, muestras que estaba dispuesto a dar un cambio al manejo de las relaciones. El segundo, habló de poner énfasis en lo diplomático por encima de lo privilegiado desde muchos años atrás, como las derrotas y fracasos del factor opositor relacionado con su país, éste nuestro, Venezuela. Si algo pudo poner a pensar a Trump, sobre la necesidad de un cambio en el manejo de ese asunto, aparte de los persistentes fracasos opositores y su tendencia a dividirse, fue la estafa que significó la “presidencia interina”. Pudo pensar, esta gente no es de creer y menos para lo desafiante. Pero, sin duda, las sanciones de EEUU, cuya eficiencia nunca antes fueron evaluadas por nuestros gobernantes, empezando por el presidente Chávez, han generado un deterioro del aparato productivo nacional y en los ingresos derivados del petróleo y poner mucho más lejos la idea de crear una sana e independiente, soberana, economía nacional. Habría que preguntarse, esto me lo pregunto yo desde cierto tiempo, hasta dónde, factores del capitalismo internacional y líderes de sueños fracasados, en competencia con EEUU, crearon en nuestros gobernantes la idea que todo lo derivado del enfrentamiento, sería resuelto rápida y eficientemente con la ayuda de ellos. Lo cierto es que, muestra dirigencia, al parecer, nunca tuvo idea, de las distintas sanciones que pudieran y nos están aplicando y menos de los como ocultos recovecos de donde podían salir esos disparos. No hay duda que, las sanciones, causantes del deterioro de la vida del venezolano, uno de cuyos efectos ha sido la caída del salario y la diáspora, también se tradujeron en una sustantiva pérdida de apoyo popular de parte del gobierno. Y esto no tiene por qué extrañar a nadie. Las elecciones legislativas del 2024 fueron el primer gran aviso, si hablamos en términos cuantitativos. Las presidenciales del 2025, pese la enorme magnitud de la diáspora, sin decir que la oposición fue ganadora, lo que nunca he creído, más por la insignificancia de la candidatura, mostraron de nuevo, la caída del respaldo popular de parte del gobierno. Los factores opositores de entonces, distintos al encabezado por la señora MCM, arrastraron pocos votos. Pero, al mismo tiempo, en Estados Unidos, volvió a ganar Trump, con un respaldo sustantivo de la votación republicana de La Florida, liderada por Marco Rubio; personaje que cuenta con el respaldo, no sólo del voto latino y particularmente del venezolano, pese no tengo idea cuánto esto último pesa. Pero Rubio, asume un compromiso con ese universo por su indisposición frente a Cuba, la que relaciona, como suelen hacer muchos, simplistamente con Venezuela. La confusión, duda planificada, generada por los resultados electorales en Venezuela el 28j, fortalecieron los planes de Marco Rubio. Le sirvió de soporte para exigirle a Trump una línea hasta más agresiva que la que había aplicado en su primer gobierno y la del demócrata Biden. Imagino a Trump ante aquella disyuntiva. La confusión generada en Venezuela, en la misma América Latina, allí tenemos los casos de Lula y Petro, el discurso extendido en el mundo, replicado por las gobernantes de los países de la OTAN, fortalecieron los planes y deseos de Rubio y le pusieron en ventaja frente a Trump y Grenell. Aquel cuadro, más el problema relativo a la votación inmediata en el Congreso del presupuesto, para lo que Trump necesita los votos de La Florida, determinó el diseño de la nueva política estadounidense frente a Venezuela. Primero lo de multiplicar, ampliar las sanciones y ahora, por lo menos, amenazar, amagar con una invasión, declaración de guerra para lo que tendría necesidad del apoyo del Congreso, lo que no luce fácil. Pero el jueguito del gato y el ratón, lo de buscar a este por los espacios que no ronda, como a los grandes contrabandos de drogas en el Caribe y no en el Pacífico, que sólo es una manera de presionar al gobierno, crear más incomodidades en la vida venezolana, intentando provocar un alzamiento militar y popular, satisface a Rubio y al factor venezolano que quiere salir del gobierno a como dé lugar, sin importar las consecuencias. Este nuevo diseño, redimensionó la figura del policía malo, la de Marco Rubio y puso en segundo plano, casi desaparecido, “al policía bueno”, Richard Grenell. Pero pese eso, Grenell no deja de aparecer y afirmar que sigue en conversaciones con el gobierno de Venezuela, por órdenes expresas de Trump, y hasta, con su presidente directamente, en busca de acuerdos y, por supuesto, se comienza con cosas de aparente poca trascendencia, como el recibo de migrantes, libertad de detenidos políticos y ciertos permisos a Chevron, como señales que el diálogo no está cerrado. Entrar de lleno en lo sustantivo, no es estrategia recomendable en el manejo diplomático, lo pequeño no sólo es fácil de resolver y se resuelve, sino que tal proceder crea fundamentos para seguir avanzando y entrar en asuntos más complicados y mayor envergadura. Se espera un aviso, una impronta para privilegiar el rol de una política u otra. Entonces no es un secreto, ni es necesario haberse movido en los mismos espacios de Lavrov en la ONU, para entender o percibir que hay un doble juego y por qué lo hay. Trump, por las mismas razones antes expuestas, no abandonará en lo inmediato la jugada de la guerra y la violencia, pues con ella logra un doble propósito; satisface a Marco Rubio y juega una carta que, de repente, pudiera darle resultado; como que los sueños del jefe del Departamento de Estado y la oposición venezolana aliada suya, se les hagan realidad. De esta manera, al satisfacer a su alto funcionario, mantiene inalterable y gustoso su respaldo. Pero Trump sabe, desde hace años, de las dificultoso que ha sido y es, salir del gobierno venezolano por la violencia; lo que ahora hace lo complica más, tanto internacionalmente como a nivel interno de EEUU; si procede a acceder al deseo de Rubio, el de invadir y hacerle la guerra a los venezolanos. Bien debe saber, como se ha modificado el cuadro interno nacional, tanto que el 93% de los venezolanos rechaza esa invasión y, en buen número de nacionales, entre ellos muchos de alta significación, incluyendo toda la oposición distinta a la que juega a la alianza con él, su gobierno y Rubio, hasta han expresado, de modo contundente, ese rechazo y su disposición a oponerse por los medios que sea. Esto último, obliga a Trump, a mover de inmediato, de nuevo, en el tablero de ajedrez, la figura y discurso de Grenell. Su reciente aparición, repitiendo el mismo discurso de antes, que tiene contactos y ha estado en conversaciones con el gobierno venezolano y el mismo presidente Maduro, no es una casualidad. Eso está planificado, está en el guión y mueve la ficha, saca al personaje y su discurso distinto al de Rubio y los barcos, porque los dos le son útiles. Es más, las conversaciones diplomáticas a oscuras, no se contradicen con la presión militar de Rubio. Me atrevería a decir, pese nuca he visto en persona y ni siquiera estado cerca de ´Lavrov, pues eso no le hace a uno más inteligente, las presiones militares, atendiendo a la ferocidad y salvajismo de Rubio, pudieran estar al servicio de las gestiones diplomáticas de Grenell. Es decir, el policía malo, como es habitual, hace sus payasadas o comete sus crueldades, para facilitar el trabajo del primero, aunque no estén acordes, dada la propia realidad que vive ese gobierno. Pese que, en este caso, Marco Rubio eso no entienda y hasta no admita. Pero la necesidad de EEUU de llegar a acuerdos con Venezuela y viceversa, prevalece. Pero quien decide es la realidad, Trump y, ante eso los venezolanos deberíamos formar un amplio frente. Por lo anterior vuelvo sobre lo mismo que he estado planteando. Si Trump, le da fuerza, empuje al trabajo diplomático de Grenell, al mismo tiempo que desata los instintos de Marco Rubio, para tumbar las cercas, desgastar los ánimos y fuerza del gobierno de Venezuela, éste y los venezolanos, partidarios de la soberanía, estamos obligados a plantarnos unos al lado del otro y hasta revueltos y como “un solo hombre”, para compensar las fuerzas y los pesos. Que Trump o Grenell, no negocien con un factor debilitado sino uno que sienta, no sólo el apoyo, sino el compromiso que tiene con quienes se lo brindan, para no hacer concesiones innecesarias y ajenas al interés nacional. Pues, de nuestra parte, la de los venezolanos patriotas, el diálogo, para llegar acuerdos respetables, es y debe ser, una disposición de todos los que, al mismo tiempo, defendemos la soberanía. Entre una cosa y otra no hay discrepancia.

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