EL DECRETO DE CONMOCION NACIONAL, PARA CONMOCIONAR Y MATAR LA PARTIDA, DEBERIA TOCAR EL SALARIO (Eligio Damas)
ARTÍCULO DE OPINIÓN. Saludos. Eligio Damas
Eligio Damas
12:14 (hace 0 minutos)
para Aporrea
El decreto de conmoción nacional, para conmocionar y matar la partida, debería tocar el salario
Eligio Damas
El presidente Maduro acaba de emitir un decreto llamado de “Conmoción Nacional”, ante las amenazas y descarados abusos de Trump y sus aliados. En verdad no sé qué es eso, pero imagino algunas cosas que pudieran tener relación con la defensa nacional, desde la perspectiva de una invasión y agresión militar.
Demás está decir que, dadas las circunstancias, apoyo toda medida destinada a defenderse de ese atentado contra la soberanía y seguridad de los venezolanos. Pero todo debe empezar por acciones destinadas a acercar, unificar a todos aquellos que eso compartimos, quienes somos sin duda determinante mayoría.
Pero no hay duda, que lo relativo al salario, lo aprovechan el gobierno estadounidense y sus socios internos, sin decirlo, porque no están dispuestos a hacer nada en contrario; si algo daña e indispone al venezolano, es la situación económica y todo lo derivado de los bajos salarios. Decir que el salario se volvió polvo cósmico, es poco, pues por ser ese un lugar común, no es pertinente para definir la grave situación que vivimos. Cuando deberíamos tener un buen salario, dada la cultura y compromiso gobernante, tenemos el peor en la historia del país y uno de los más pobres del mundo. Tanto que no es mentira ni nada exagerado, decir que desapareció.
El dólar camina dando saltos o mejor no camina, salta y los precios, sobre sus saltos, se montan y dan, a partir de ellos, otros saltos. Tanto que ese bono de guerra económica, de poca monta, pese esté sujeto al precio de la moneda estadounidense, se queda atrás por los saltos o sobresaltos de los precios.
A todo trabajador, sin importar su rango, se le paga el mismo bono de guerra. Como que un jubilado como yo, con más de 35 años en la docencia y mis niveles en la carrera, gano lo mismo que todo el mundo. Es decir, nos han igualado, en una sociedad de desiguales.
Esta circunstancia, que el gobierno bien conoce, es el arma simulada que el gobierno de EEUU y sus aliados internos, ha usado e intenta usar para “conmocionar”; pues parece obvio, dado el cuadro latinoamericano y al interior mismo de EEUU, cuando hasta la señora Clinton ha protestado contra el hundimiento de las lanchas, supuestamente cargadas de drogas y las ha calificado como un delito, una violación al derecho, Trump no las tiene todas consigo para complacer el odio de Marco Rubio, ordenando invadirnos. En el marco de América Latina tampoco Trump la tiene a su favor para llevar a cabo esos planes. No sólo Petro o Lula, sino muchos otros se oponen a eso, hasta por cuidar sus propias espaldas.
He venido diciendo, desde mucho antes que esos buques que hayan empezado a merodear por el Caribe, en actitud amenazante, que lo de la guerra no está de verdad en los planes de Trump. Pero por muchas circunstancias, como tranquilizar o darle un aval a Marco Rubio, optó por una nada singular amenaza, pero para crear adentro una conmoción, por el terror y dado las dificultades que venimos confrontando y, que, en los últimos días, vuelven a recrudecerse, como en el pasado. Los planes anteriores, fundamentados en las acciones de sus aliados a nivel interno, no sólo fracasaron, sino que a sus ejecutantes terminaron dividiendo.
La oposición injerencista, sobre todo dentro de Venezuela, se ha estado manejando entre la invasión y la explosión interna. Su propaganda, sistemáticamente, ha estado buscando eso. Que se produzca un alzamiento militar de gran o mediana escala y en paralelo se desate una movilización, tal como el caracazo. Pero nada de eso se la ha dado y pese lo que digan, por ahora, lo tienen descartado, pese mantengan por un tiempo más la presión de los barcos. Quizás después, opten por otra escaramuza o montaje teatral. Pero es una amenaza que deteriora la vida de los venezolanos y, de alguna manera, incrementa la inconformidad y pugnacidad interna.
Pero, en paralelo, se ha venido produciendo un fenómeno que, EEUU y sus aliados internos, quizás no previeron y menos en su magnitud. Una buena cantidad de figuras destacadas y de nombre de aquella oposición, han optado por oponerse a la injerencia de EEUU y particularmente a la de carácter militar. Y hay figuras, al margen de los partidos, pero de mucha representación en sus respectivos espacios, que también han optado por lo mismo.
He dicho esta tarde en un post, en base a lo observado detenidamente, Trump ha logrado el milagro que, personajes y grupos de la izquierda, del progresismo y de los espacios militantes o no de la socialdemocracia y más, se encuentren en la idea y actitud de defender a Venezuela de la injerencia de EEUU, de la manera que sea. Es decir, Trump y sus aliados, han creado la posibilidad que las fuerzas contrarias a la injerencia, empezando por la gobernante y muchos de sus opositores y discrepantes, se encuentren; es asunto de lo que suelo llamar el acertado manejo de las contradicciones.
En este momento, lo primordial es enfrentar la injerencia, militar o política y hacer que Trump, el gobierno de EEUU, se siente a conversar con la representación venezolana en la búsqueda de acuerdos posibles. Pero para esto, es vital, indispensable, que las fuerzas patriotas, contrarias a la injerencia, se pongan de acuerdo y formen un cuadro defensivo en común. Eso no es un sueño irrealizable, basta portarse sensatamente, diagnosticar con pertinencia y evitar que, por la violencia o la diplomacia, dada las agresiones, nuestras debilidades, EEUU termine imponiéndose por intermedio de quien crea útil.
Esto último que dije es importante y tiene muchos significados, por eso hablo de un frente amplio, poderoso, donde las cuentas estén claras.
La mayor debilidad del gobierno no está en si tiene apoyo cuantitativo o no; pues de reaccionar con pertinencia, como asumir el cuadro y manejar las contradicciones de ahora tal como debe hacerlo, sale de eso, hasta con gracia y elegancia. Debería llamar no sólo a un estado de conmoción de manera formal, vía decreto, quizás con visión militar o de guerra, sino también a las otras fuerzas opuestas a la injerencia de EEUU, a conformar un frente. Claro, esto implica sentarse a conversar y, en el menor tiempo posible, llegar a acuerdos, para resolver o aminorar diferencias, para lo que hay bastante espacio y buena disposición en este momento. Una de esos acuerdos implica compartir responsabilidades, dado que están en el mismo frente.
Hay asuntos que resolver, como que frente a la amenaza que implica EEUU, con su poder económico y su ejército, dada su fuerza o presión, es demasiado obvio que, lograda la meta trazada por Trump y Marco Rubio, se impondría en Venezuela un gobierno exclusivamente al servicio de los intereses del capital estadounidense. Y es preferible y hasta más saludable, generar una fuerza compuesta por todos aquellos que privilegian el interés y el orgullo nacional.
Y, en esa búsqueda, hay que privilegiar la solución al problema salarial y políticas económicas y monetarias que contrarresten los efectos de ahora. Y un encuentro de esa naturaleza que propongo es el pertinente para hallar respuestas. La consolidación de un encuentro interno, dentro de un acertado manejo de las contradicciones, no sólo generaría ese frente, sino que con toda seguridad obligaría al gobierno de Trump a recapacitar y recoger su impertinencia.
El asumir el tema salarial, buscar soluciones hasta donde sea posible en lo inmediato, sería como introducir un componente por demás atractivo para la unidad, no sólo entre las vanguardias, sino en la multitud que, según la encuestas y hasta sin ellas, no quiere violencia, guerra y tampoco seguir asediada de la manera que sea, pues eso ha significado demasiado sacrificio y sufrimiento. Y los empresarios saben bien que, sin salario adecuado, justo no hay consumo ni crecimiento. ¿Cómo esperar crecer cualitativa y cuantitativamente, en el área educativa, productiva sin atractivos, como buenos salarios, salud y recreación?
Nunca olvidaré aquel llamado de Lincoln, al momento de promulgar la libertad de los esclavos, dijese a estos, “vayan, reclamen los mejores salarios posibles”. ¿Por qué ese comentario estimulante del presidente estadounidense? Pues porque en el capitalismo, no sólo se necesita mano de obra de calidad y contenta en la medida de lo posible, sino consumidores. Esto lo sabe y hasta lo ha comentado Fedecámaras. En muchos de esos empresarios hay esa preocupación.
Si en esa búsqueda, en defensa de la soberanía y el derecho que tenemos como nación y pueblo, es necesario revisar hasta debajo de la cama, hagámoslo. Busquemos los acuerdos pertinentes, tumbemos barreras que haya que tumbar, rompamos los esquemas y sellemos acuerdos que satisfagan a todos, empezando a la multitud, cuyo salario, vacaciones, aguinaldos y prestaciones sociales han desaparecido, por contradicciones que no son insalvables.
Vayamos al estado de conmoción defensivo, lo que no sólo tiene carácter militar, sino también el inherente a los intereses de todos, trabajadores, empresarios, etc. Y esto implica ponernos de acuerdo en lo que es pertinente y posible; pues no se parte de excluir o dañar a nadie sino buscar el equilibrio. Hay un asunto sustantivo, sin ingresos no hay consumo; sin consumo la economía no crece; no hay ganancias. Es una disyuntiva que afecta a todos y no hay problema sin solución. Se trata de buscar las salidas, que las hay. Para eso hay que romper con los esquemas.
Responder
Reenviar
No puedes reaccionar con un emoji en un grupo
Comentarios
Publicar un comentario