MONTMARTRE, OTRA HISTORIA PERDIDA(Ciro Bianchi Ross)

APUNTES DEL CARTULARIO Ciro Bianchi Ross Montmartre, otra historia perdida El cronista está convencido de que usted desconoce que en la calle P entre 23 y Humboldt, en El Vedado habanero, hubo una vaquería y allí mismo quiso instalarse una plaza de toros. Desechado ese proyecto se construyó en dicho espacio un edificio donde se instaló la agencia Dodge, para la venta de autos y camiones de esa marca, inmueble que fue muy maltratado por el huracán de octubre de 1926, el llamado ciclón del Valbanera, y, que una vez reconstruido, albergó un cinódromo. Cuando su propietario, de apellido Cuervo, se ahorcó en la misma instalación, acogió un cabaret que inicialmente llevó el nombre de Molino Rojo y adoptó después el nombre de Montmartre, sin que por ello la Dodge fuera desalojada del edificio. Montmartre era ya Montmartre en 1930. Con posterioridad el edificio se remodelada, se dotó de una decoración afrancesada y del ambiente idóneo para su función de club nocturno y se rediseñó su estructura para que todas sus funciones transcurrieran bajo techo, a diferencia de otros centros nocturnos habaneros. Era propiedad de Efrén de Jesús Pertierra Liñero, dueño además del restaurante-bar-café Monseigneur, de 21 y O, y con intereses en el Frontón Jai Alai, el Palacio de los Gritos, de Concordia y Lucena. Fue el más francés de los cabarets cubanos, y no era raro que los cronistas lo llamaran el París de América. Por su suntuoso escenario desfiló lo mejor de lo mejor de las décadas de 1940 y 1950, y sus bares gozaron de la preferencia de las llamadas clases vivas y también de gente de la farándula, en tanto que su casino de juego, adquirido en 1953 por Meyer Lansky, demostraba que un establecimiento de ese tipo, bien llevado, era un negocio rentable y no tenía necesidad de recurrir a la trampa para conseguir ventaja. Desconoce quien esto escribe en qué fecha cerró sus puertas este cabaret-casino. Dejó de funcionar tras el atentado que allí sufriera un alto jefe militar de la dictadura batistiana, pero no tiene claro el cronista si abrió pasado ese incidente. De cualquier manera, su programación no aparece ya en los periódicos en enero de 1959. Lo que resulta inconcebible es que un establecimiento tan suntuoso, reputado entre los mejores de su tipo en La Habana, y situado en un lugar de privilegio, a escasos metros de La Rampa habanera, con la cercanía de grandes hoteles, agencias bancarias y de aviación y numerosos restaurantes y boîtes, quedara convertido en comedor obrero. Cosas de la época. RESTAURANTE MOSCÚ Fue en 1974 cuando el edificio comenzó a remodelarse para utilizarlo como restaurante. Tendría capacidad para 300 comensales, en tanto que unas 60 personas podrían acomodarse en la barra. Se instaló allí, en la tercera planta del inmueble, el restaurante Moscú, ambientado con el mejor estilo de esa ciudad y con un menú amplísimo de la cocina rusa: pelmeni, shashlyk, borsch, uja… sopas y carnes típicas de ese país… El proyecto contemplaba una distribuidora de comida (10 000 raciones diarias) en el segundo piso y, en el primer nivel, una tienda minorista con productos traídos de la Unión Soviética. Contaba el restaurante con un salón para el baile de pareja. Un incendio destruyó el lugar en 1989. Nunca se supieron con exactitud las causas, aunque se le atribuye a un cortocircuito provocado por una filtración. Cortinas, alfombras, pisos y vigas de madera que sostenían la techumbre alimentaron las llamas. Las ruinas del edificio, monumento al abandono, la basura y la pestilencia, quedaron ahí durante más de 30 años sin que nadie diera noticias acerca de la solución que se le daría al asunto. Dichas ruinas fueron al fin demolidas y se habla de la construcción de un hotel en dicho espacio. SANGRE EN LA RAMPA El 28 de octubre de 1956 caía abatido a balazos en el cabaret Montmartre el teniente coronel Antonio Blanco Rico, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) del Ejercito batistiano. El oficial recorría a diario los centros nocturnos porque en su opinión eran visitados por gente que figuraba en su lista de sospechosos o que podría incrementarla. Además, con el estímulo de los tragos se decían cosas que podían interesar a la Policía. Blanco Rico, ya en el cabaret, tenía su rutina; se sentaba ante la barra, de espaldas al salón, y por el espejo del bar seguía el movimiento del lugar. Se dijo también entonces que su presencia diaria en el Montmartre obedecía a su interés por la cantante italiana Katyna Raynieri, que figuraba en el elenco del show. Era interés del Directorio Revolucionario lo que en esa organización se llamaba “golpear arriba”, y el sanguinario teniente coronel Esteban Ventura Novo, jefe del Noveno Distrito de la Policía Nacional, era uno de sus principales objetivos. Ventura se hacía habitual en el cabaret del Hotel Nacional y allí pensaban cazarlo, en la noche del 27, los universitarios Juan Pedro Carbó y Rolando Cubela. El connotado torturador no se hizo presente y los dos jóvenes pasaron al cabaret Montmartre. Allí estaba Blanco Rico. Carbó portaba una pistola Colt 45 con cuatro peines. Cubela, una pistola Star de ráfagas calibre 38, con dos peines largos y otro de tamaño regular; automáticas ambas pistolas. Llevaban además varias granadas. Existen no pocas versiones del suceso. Una de ellas refiere que en un momento determinado las miradas de los jóvenes se cruzaron con la del coronel, que pareció reconocerlos. Carbó y Cubela reaccionaron y dispararon de inmediato. Otra habla de que el militar fue baleado cuando se disponía a tomar el ascensor para marcharse. A esa altura lo acompañaban el capitán Sampedro, su ayudante, y el coronel Marcelo Tabernilla, hijo del jefe del Estado Mayor del Ejército; ambos con sus respectivas esposas. Lo cierto es que los jóvenes, que no perdían de vista al militar, se percataron de que, con sus acompañantes, se dirigía al ascensor. Se precipitaron entonces hacia la escalera y bajaron a toda prisa para esperar el ascensor en el vestíbulo. Se abrió la puerta, los jóvenes accionaron sus armas y Blanco Rico cayó acribillado a balazos, mientras la esposa de Sampedro y Tabernilla y su señora resultaban heridos. Sampedro que años después se vería involucrado en la llamada Conspiración de los Borrachos contra la dictadura, salió ileso. El jefe de la Inteligencia Militar no sobrevivió al atentado. LOS CHURUMBELES En diferentes épocas figuraron en los programas del cabaret el grupo musical Los Churumbeles, de España, Lola Flores, La Faraona, Agustín Lara, la cantante francesa Edith Piaf… Entre los cubanos, el pianista y compositor Adolfo Guzmán y Olga Guillot, que arrebataba al público con su interpretación de Vete. También Rita Montaner, La Única, Guillermo Álvarez Güedes, Tata Güines, el cubanísimo Trio Matamoros… En septiembre de 1947, Ava Gardner, “el animal más bello del mundo”, como la llamaba Ernest Hemingway, y Frank Sinatra pasaron su luna de miel en La Habana. Una noche decidieron visitar el cabaret Montmartre. El dueño de la instalación no quiso desaprovechar la oportunidad y, fotógrafo mediante, los inmortalizó mientras picaban con cake de bodas enorme, cortesía de la casa.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

?COMO ENTENDER EL FENOMENO BOVES SI NO ESTUDIAMOS CRITICAMENTE EL 5 DE JULIO Y LA CONSTITUCION DE 1811?(Eligio Damas)

EL CENTRALISMO, COOPTACION SON CONTRARIOS AL ESPIRITU DE CAMBIO DE MODELO EN FAVOR DE LAS MULTITUDES(Eligio Damas)

EL REGRESO DE CHEVRON HA ALBOROTADO UN AVISPERO, PERO POCAS AVISPAS LLEGARAN "AL FINAL"