CUANDO EL MUNDO SE PONE DE CABEZA! FEDECAMARAS, (Eligio Damas)
¡Cuando el mundo se pone de cabeza! Fedecámaras lidera lucha salarial. Propone salario mínimo equivalente a 200 dólares.
Eligio Damas
El gobierno, ha sido por demás enfático, desde hace unos cuatro años, en su negativa a subir los salarios. De eso no hablan los funcionarios respectivos; se comportan como si no tuviese nada que ver con ellos. Tampoco, la dirigencia sindical correspondiente al partido de gobierno. Pareciera pesar más lo electoral en todo el universo político y la idea que, en ello, priva más lo emocional e irracional que lo más sensitivo y hasta pragmático. Olvidamos aquello sabio y contundente, pese suene a unos un poco poético o romántico y a otros “economicista”, de Brecht en “La ópera de los tres centavos”, “lo primero es el comer, la moral viene después” o la invitación de Don Quijote a Sancho, “vayamos a comer que, para tener el dominio de las armas, primero hay que tener el de las tripas”.
En la oposición que, como gustaba decir a Carmelo Laborit, es un estado aluvional y en el lenguaje coloquial, se le dice “está vuelta trizas”, tampoco se le da mucho valor al tema del salario. Hay en ella tres rolos o toletes dispersos, el de la que llaman extrema derecha que se ha vuelto a dividir; una que llamaré convencionalmente socialdemócrata, con individualidades progresistas y valiosas, pero con poco apoyo electoral y sin propuestas y una izquierda ramificada y empalagada de viejas lecturas y adivinanzas.
Pero en esto ha habido un juego algo misterioso o por lo menos extraño, como que las organizaciones de trabajadores, inherentes a todas la tendencias, se hubiesen “convencido” que la política gubernamental, de no aumentar salarios, fuese la pertinente, justa; pero lo grave es que, pese el tiempo transcurrido, de nada ha servido para regresar a la normalidad, sino, al contrario, hay amenazas, para decirlo a manera de no perder la fe, de hacerla eterna. Las disposiciones de la Ley del trabajo, relativas a las contrataciones, sin que hubiese ninguna reforma legal, parecieran haber perdido pertinencia y validez. Y para más, no sólo los sindicatos o federaciones de estos, vinculados al gobierno, optaron por aceptar eso, lo que uno o cualquiera puede entender, dado los compromisos y las adhesiones, sino los correspondientes al bando opositor radical también. Y quienes por eso están inconformes, se limitan sólo a mostrar su estado de descontento, de allí no pasan; nada se les ocurre hacer dentro del amplio espacio de la legalidad. Nadie mete un reclamo en ninguna parte, con las formalidades que son inherentes y menos se pega un grito, pero en todas de la ley, donde corresponda. Basta, según algunos, con decírselo a un periodista y, eso de vez en cuando, acicateado por algo circunstancial.
Sin que hubiese un acta de defunción de los mismos, que uno pudiera leer y hasta garrapatear, para tratar de entender con exactitud cada palabra y comprobar con exactitud que perdieron todo hálito de vida, derechos laborales, federaciones sindicales todas, soló por su ausencia y silencio, uno piensa que sí.
Es cierto que, de vez en cuando, uno lee en algún medio, que una organización sindical, que antes nunca dio muestras que existiese, hace sus reclamos, un poco aquello de “tirar la piedra y esconde la mano”, tanto que en veces más nunca lo vuelve a repetir. Dice “esperamos un aumento salarial de tanto”, pero de inmediato se hunden en la cueva donde antes estuvieron. Es decir, quienes lo hacen como que se cansan con rapidez. Pareciera que, para ellos, pese la tradición y la escuela de los viejos partidos y aquello, que la lucha por el salario es una bujía sensible que moviliza, une y suma, nada significa, sino todo se reduce a tumbar al gobierno, sin gente y para más sin militares. La llamada izquierda contraria al gobierno, la que Maduro llamó “trasnochada”, pareciera haber asumido la misma desgastada concepción de la oposición contraria a ella. Por lo menos en teoría uno cree eso.
Los grandes sindicatos, como los de los maestros, la histórica Federación Venezolana de Maestros y sus similares, desde tiempos inmemoriales controlados por grupos de oposición, como mi inolvidable Colegio de Profesores de Venezuela (CPV), al cual todavía pago mi cuota mensual o mejor me la descuentan, se hundieron en el silencio y el olvido. Ya no aparecen ni en las páginas de internet.
Pascualina Curcio, Tony Boza, etc., quienes pese su militancia en el partido de gobierno, reclamaban por los salarios y se empeñaban en demostrar que, la masa monetaria circulante -los copio a ellos - era muy escasa, que había cabida para muchísimo más, ya se dejaron de eso, quizás se cansaron de hablar y no hallar respaldo alguno. Pese ellos insistían que, el aumento salarial no daba motivos reales para generar inflación. Es decir, gente militante del PSUV, se encargaba de rebatir los argumentos que Jesús Farías, exponía para justificar el congelamiento de salarios. El pleito por el salario se daba dentro del propio partido de gobierno.
Pero, en medio de aquel debate, de la masa monetaria circulante como motivo de la inflación dada por Farías y desmentida por Curcio y Boza, el gobierno sacó la carta de la manga relativa a los bonos indexados, pero a la tasa del Banco Central de Venezuela y no a la que ponen los agentes cambiarios, según su parecer y la atienden los comerciantes para fijar los precios. Recientemente saltó un brote que, dado no pueden subir los precios en bolívares, para ajustarlo a la tasa paralela, se comporta subiendo los precios en dólares. De manera que aquello de cambiar los precios de los productos ahora fijados en dólares diariamente, volvió a reaparecer. Lo que antes, el día anterior, tenía como precio un dólar, al siguiente le ponen 1.5 o más. Mientras los bonos, con religiosidad, se atienen a la cifra oficial. Es decir, un juego donde como siempre, pagan los más pendejos.
Según esa concepción monetaria puesta en práctica, la de los bonos, pareciera no poner a circular más bolívares; no afecta para nada lo alegado con persistencia por Jesús Farías. Esos bonos que depositan por patria, pareciera que no entran en el torrente circulatorio y no afectan los precios. Como si afectarían, si se pagan como aumento del salario.
Pero llegó un momento que Pascualina, Tony Boza, como antes los sindicatos, también se callaron, como también lo hizo Jesús Farías. Aunque debo recordar que éste, unos meses atrás, al iniciar el año, salió del invernadero y habló en contrario que, dadas las mejoras económicas, había llegado el momento para hablar de aumentos salariales, aunque, luego se hundió en el silencio. Ya no habla de exceso de circulación monetaria ni de aumentos.
Pero hay algo curioso, extraño, para no darle un calificativo que pudiera ser para algunos repulsivo, en la medida que aumenta en bolívares el bono, fijado en promedio de 90 dólares, el salario, las vacaciones, los aguinaldos y las prestaciones sociales, pierden valor. De donde es fácil concluir que ese bono estabilizado en dólares, se paga con lo que se deja de pagar por los conceptos anteriormente mencionados. Es decir, el patrón nada aumenta.
De ese asunto, cada cierto tiempo, como cuando hay un eclipse de luna, una organización sindical que no sé cómo se llama, pues no es la CTV ni ninguna organización de las tradicionales, antes conocidas, habla del salario. Lo que sí, oye y lee, uno en abundancia, hasta en la cabeza de uno mismo, es una honda y persistente quejadera, pues el salario, ya no da ni para la más mínima cosa. Tanto que, al pensar, en el caso de los educadores como yo, en el pago de las vacaciones, al sacar cuenta, concluyo que, apenas alcanzaría para comprar las pocas medicinas que, habitualmente consumo, por prescripción médica para la tensión, por mes y medio. Y el pago de ellas es equivalente a tres meses. O dicho de la manera más simple, para que no quede duda, mi ingreso por vacaciones, tres meses, equivale a mes y medio de mis medicinas para la tensión. ¿Cómo voy de vacaciones? ¿Dentro de las cajitas de las medicinas y en ellas me divierto contando el número de las pastillas?
Pero, aunque parezca extraño, como aquello de los caballos corriendo tras las carretas, quien suele hablar, cada cierto tiempo, cuando cree necesario, quejarse de sus malestares, del salario y su aumento, es Fedecámaras, como si el mundo se pusiese de cabeza. Unos dos días atrás, lo volvió hacer por intermedio de su presidente Adam Celis.
Celis propuso, lo mismo que vienen reclamando, con poca insistencia, como quien saluda la bandera, da una simple señal de vida, esas organizaciones de trabajadores sin memoria, a las que he aludido antes, un aumento de 200 dólares. Es decir, el ente empresarial, al fin, llegó a igualarse con los trabajadores en cuanto a la cifra.
No habló, porque es demasiado hábil, inteligente, experto y atado a un plan ya bien concebido, de un salario equivalente a 200 dólares en bolívares, eso que llaman indexado, anclado a esa moneda. De donde uno podría pensar que, el cálculo se haría en bolívares, en base al precio que, en esta moneda, tenga con respecto al dólar al momento del aumento. Pues legalmente, hasta ahora, nuestra moneda es el bolívar y, es en base a ella que se pagan los salarios. De la proposición de Celis, se deduce que, si después de la fijación del salario, el bolívar sigue perdiendo valor frente al dólar, volveríamos a lo mismo. Y no es extraño que ese juego se haga, ya esté planificado, salvo que ocurra un milagro o se dé una de esas opciones posibles, pero dificultadas, saboteadas, por quienes llenan los caminos de baches y piedras.
Y lo hace Fedecámaras, con más ahínco e insistencia que los sindicalistas, unos que dentro del gobierno actúan mal, porque por el partido, su clase y el gobierno mismo deberían reclamar, con lo que lo fortalecerían su liderazgo y otros fuera del mismo porque deberían pensar que la congelación salarial genera más rechazo al gobierno y hace más fácil la tarea opositora, es una bandera amplia y agitante.
Ese comportamiento de Fedecámaras, que le quita banderas al sindicalismo, no porque se las arrebató, sino porque éste las tiró al suelo, tiene dos explicaciones. La primera de ellas es que Fedecámaras, tiene medido el pulso de la economía y sabe que, en la medida que bajan los ingresos de las mayorías, cae el consumo y por supuesto disminuyen sus ventas y ganancias. Sin consumidores o con una muy baja cifra en el ingreso de la población no hay economía que crezca ni buenas ganancias. La segunda es que la LOT, como siempre y obstinadamente venimos diciendo, es un obstáculo o piedra en el zapato para Fedecámaras, particularmente por lo relativo al cálculo de las prestaciones sociales en base al último salario. Por eso, recientemente, pocos días atrás, dijo, como antes ha dicho, lo repitió en Margarita, “tenemos que ir hacia un nuevo modelo de remuneración en el país, el modelo anterior estaba sustentado en una economía rentista, que permitía esta serie de desbalances, y en este momento deben acordarse empresarios, gobierno y trabajadores, y buscar ese nuevo modelo donde el trabajador pueda tener mejores ingresos sin afectar los balances de las empresas”.
¿Qué sugiere o mejor dice cuando menciona lo de sin afectar los balances de las empresas? Eso está muy claro. Tiene una piedra en el zapato, pero mecanismos para determinar en lo económico, pues como dicen antes estábamos sustentados “en una economía rentista” y demanda un acuerdo.
¿Qué respuesta hay de parte del gobierno, del sindicalismo a esta propuesta del grupo empresarial? Por lo que dije de los bonos, que lanzados al torrente circulatorio no son la causa de inflación, pues el brote reciente es resultado de la ausencia en la oferta de dólares, esta propuesta de Adán Celis, demuestra que el impedimento del aumento salarial, que el gobierno lo ha asumido como bandera y política, no tiene validez. Hay que abrir el debate sobre este asunto, las puertas o las alamedas, como decía Salvador Allende están abiertas. Con la práctica de ahora, sin medida legal alguna, las prestaciones fueron hechas trizas. Tal como estamos, no hay prestaciones sociales que defender.
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